IKEA: ¿ÁNGEL O DEMONIO?
Actualizado: GuardarLo prometo: jamás había pisado una tienda de Ikea. El pasado martes, en la premier que la multinacional sueca organizó en Jerez, fue mi primera vez. Y tengo que reconocer que el revoltijo se sensaciones que me produjo la experiencia fue considerable. Es inmenso, majestuoso, faraónico... Cuenta con más de 9.000 referencias, con lo que la oferta resulta complicado de digerir si no es con tiempo y calma. Es imposible verlo todo en un solo día.
De lo que no cabe duda es de que ya incluso antes de la inauguración oficial el próximo martes de la tienda de la multinacional sueca, ésta se ha convertido en un foco de atracción importantísimo para la ciudad, que abarca al resto de la provincia y mucho más allá. Ha reafirmado su liderazgo en el sector, en definitiva. Y es el eje, además, sobre el que gira un proyecto más amplio bautizado con el nombre de Luz Shopping, con firmas como Bricor, Alcampo y Saldos de El Corte Inglés a su alrededor. Todo ello junto al ya de por sí mayor complejo comercial de la provincia, Área Sur.
Estoy convencido de que Ikea y Luz Shopping no van a solucionar el problema del paro en Jerez, ni mucho menos, pero sí puede ayudar. Se habla de la creación de más de 2.000 empleos, en total, aunque el efecto de optimismo que puede provocar es lo más positivo. Sobre todo teniendo en cuenta que nos encontramos en una ciudad sumida en el pesimismo y una depresión profunda desde hace ya demasiado tiempo.
Hay, sin embargo, quienes no piensan igual y destacan los efectos nocivos que, según aseguran, tendrá la apertura de Ikea y su complejo comercial anexo para Jerez. Me refiero, principalmente, a algunos representantes del comercio tradicional. Están convencidos de que la tienda de la multinacional sueca puede dañarles gravemente. Han aprovechado para quejarse de la falta de apoyo público y de que la apuesta por ellos es prácticamente nula. No faltan los que se atreven a vaticinar el cierre de negocios en un futuro no demasiado lejano por culpa de los proyectos mencionados, y que las primeras podría ser alguna tienda de muebles que se ve incapaz de competir contra el gigante nórdico. Y, claro, están los que responden que sólo sobrevive el que es capaz de adaptarse a los tiempos y ser realmente competitivo en un mercado cada vez más complejo y voraz.
¿Ángel o demonio? Ni una cosa ni otra. Es, simplemente, una inversión que genera sentimientos encontrados. Vamos, que no deja indiferente a nadie. Se le quiere o se le odia. Pero lo que nadie puede discutir es que tener un Ikea en Jerez da nombre, destaca su ubicación en el mapa y, a la larga, sirve de imán. Basta con fijarse en los ejemplos de otras ciudades que lo tienen. Pero no es el salvador de nada. Tampoco lo pretende, aunque haya quien haya querido que se le viese así. Hacen falta muchos ikeas y muchos kinéticas para que la ciudad vea la luz.