Cabezas de turco

El debate sobre la cantera del Cádiz es una de las cuestiones más manidas que llevo escuchando desde hace mucho tiempo en esta mi ciudad. Sus acérrimos defensores argumentan que los mejores tiempos del submarino amarillo coincidieron con la presencia en el primer equipo de gente como Juan José, Pepe Mejías, Manolito o Chico Linares, todos salidos de algo que no tiene nada que ver con el actual Rosal. Las instalaciones no eran las mismas, no tenían las mismas prestaciones, sin embargo aquellos futbolistas cumplían con los objetivos que no eran otros que dejar al Cádiz en Primera División.

Pese a la mejora en los campos de entrenamiento está claro que no salen buenos peloteros. Mientras se consumaba el último descenso amarillo, concretamente en el encuentro ante el Nástic, tuve una enorme discusión en la grada sobre la calidad de Manu Barreiro. Con la salvedad de que no es un jugador hecho propiamente en la cantera sí procedía en aquel momento de los escalafones inferiores y su rendimiento dejó muchísimo que desear. Sinceramente no lo veía un futbolista para Segunda División. Los que estaban por encima tampoco es que fueran para tirar cohetes, como demostraron sobradamente, pero los que aportaron desde abajo sumaron más bien poco.

No se trata de señalar a Barreiro pero soy de la opinión de que algo pasa para que no salgan perlas como en otros tiempos no tan lejanos. Sin embargo, de ahí a utilizar a canteranos como cabezas de turco y rescindir sus contratos va un trecho. Por cierto, significativo que uno de ellos haya sido apartado por indisciplina y a los otros tres les hayan dado puerta. Algo habrá de fondo me parece a mí. No se trata de ejercer como abogado del diablo, pero seguro que si investigan se encuentran con algún caso flagrante en el primer equipo, el verdaderamente importante. Sin hacer mucho esfuerzo, ya descubrieron a varios. Lo malo es que les costó el dinero y estos chavales les van a salir casi gratis.