La tramitación del complejo hotelero de El Palmar finalizará antes de un mes

De nada, o casi nada, parece haber servido la movilización que los colectivos ecologistas y la Plataforma Ciudadana Salvemos El Palmar realizaron el pasado sábado a pie de playa.

El proyecto hotelero previsto para este entorno sigue su curso, y como confirmó ayer el Ayuntamiento de Vejer, en el plazo aproximado de un mes podría concluir la tramitación de su plan parcial, que entraría en vigor de forma definitiva con todos los parabienes, y que sería el pistoletazo de salida para el inicio de sus obras este mismo año.

El delegado de Urbanismo del Consistorio vejeriego, Antonio Muñoz, explicó ayer a LA VOZ que en estos momentos tan sólo están a la espera de que este documento cuente con el beneplácito del Registro de Instrumentos Urbanísticos de la Junta de Andalucía.

Esta inscripción se podría producir en las próximas semanas, pese a que los colectivos que se oponen a la construcción de este resort de lujo en una de las últimas playas vírgenes de la provincia, sigue mostrando su rechazo más absoluto al proyecto.

De hecho, ayer la portavoz de Ecologistas en Acción en la provincia, Lola Illescas, adelantó que esta organización tiene previsto solicitar un encuentro con los representantes municipales de Vejer.

El colectivo ecologista insiste que su oposición es «total» al complejo turístico de El Palmar, y anuncian que llegarán «hasta el final» para impedir su construcción. Es por ello que además, y llegado el caso de que el plan parcial entrase en vigor, desde Ecologistas en Acción se anuncia que denunciarán por prevaricación ante la justicia al Ayuntamiento de esta localidad jandeña.

El proyecto

Cabe recordar que el polémico resort de El Palmar, que se levantará en la zona de Malcucaña, contempla la construcción de dos apartahoteles con 700 habitaciones y tiene la estimación de crear 300 empleos directos. El proyecto cuenta con una inversión cercana a los 90 millones de euros y una duración de 24 meses.

Desde el Ayuntamiento de Vejer se considera que esta actuación, además de generar riqueza, «servirá para ordenar un entorno que hay que legalizar, y que no puede seguir siendo un sitio para pasear al perro en pelotas», apuntan. Los ecologistas, en cambio, defienden un modelo «sostenible».