Obama abre las aguas costeras atlánticas a la explotación petrolífera
NUEVA YORK. Actualizado: GuardarBarack Obama definió ayer su controvertida propuesta de permitir las exploraciones de gas y petróleo en vastas extensiones de la costa estadounidense preservadas durante décadas por el Gobierno federal como una decisión dolorosa pero necesaria. La medida tiene un impacto sin precedentes dado que abarcaría unos 660.000 kilómetros cuadrados de la costa Atlántica de EE UU -un área superior a la superficie de España-, además de una amplia zona del golfo de México próxima a Florida y toda la costa norte de Alaska. Con esta decisión, el presidente norteamericano supera con creces a George Bush, fuertemente contestado durante su mandato entre grupos conservacionistas por perseguir la apertura de prospecciones en los mares vírgenes de Alaska.
Lo mismo que entonces, Obama sustenta su plan en la necesidad de equilibrar las necesidades energéticas del país con una mayor incidencia de la producción doméstica, si bien hizo hincapié en que su Gobierno velará en todo momento por la protección de los recursos naturales. Otro objetivo anunciado es generar ingresos para las arcas públicas con la venta de concesiones de explotación que luego le permitan ganar el respaldo político necesario para sacar adelante una nueva legislación energética menos agresiva con el medio ambiente.
Aunque Obama ha optado por un punto intermedio en otros asuntos con repercusiones medioambientales -apostando por la energía nuclear por ejemplo- su inesperado movimiento hacia una potenciación de las prospecciones y a la energía proveniente del petróleo no va ser del agrado de una parte de su electorado. Y no es seguro, argumentaban algunos analistas, que con su decisión se vaya a ganar la confianza para su ley del clima de algunos senadores indecisos próximos a la poderosa industria petrolera. «Esta no es una decisión que he tomado a la ligera», afirmó el mandatario tratando de contentar a todas las partes.