Terror y drogas conviven en la región del Sahel
Los países de la franja subsahariana se unen para impedir que Al-Qaida se financie con el narcotráfico y los secuestros
Actualizado: GuardarLas desgracias nunca llegan solas... y en África viajan en grupo. A la innata pobreza y a siglos de sangrientas luchas interétnicas que cada cierto tiempo devienen en genocidios, con la llegada del siglo XXI se unen el terrorismo y el narcotráfico, los últimos males que anidan en el continente más bello y desgraciado del planeta. Cada encuentro que se convoca para analizar estos problemas arroja una única conclusión: la solución es resignarse a admitir que jamás habrá solución.
Pero eso no se puede admitir de principio. Tampoco lo han hecho en la jornada inaugural los representantes de siete países de la región del Sahel, ese cinturón a veces verde a veces desértico que atraviesa el continente por debajo del Sáhara. Ministros y funcionarios de Argelia, Burkina Faso, Chad, Libia, Mauritania y Níger analizan desde ayer en Argel las nuevas amenazas que afloran de la mano del «terrorismo y el crimen organizado», según Murad Medeci, titular de la cartera de Relaciones Exteriores del Gobierno de Buteflika.
Grupos islamistas radicales, más o menos cercanos a la franquicia local de Al-Qaida, han convertido el Sahel en un campo de actividades terroristas, tráfico de drogas y contrabando de todo tipo. Su abanico de actuación abarca desde atentados contra las fuerzas de seguridad de los estados de la región a secuestros de extranjeros en esos países u otros fronterizos. Es el caso de los tres cooperantes españoles capturados en Mauritania y trasladados a Mali. Alicia Gámez fue liberada hace una semana, pero Albert Vilalta y Roque Pascual siguen en poder de los insurrectos junto a una pareja de italianos.
«La amenaza experimenta evoluciones peligrosas y adopta una nueva dimensión con conexiones múltiples con el crimen organizado y los tráficos de armas y drogas. La situación exige un mayor compromiso de los gobiernos », añadió Medeci.