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El temporal que no cesa

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Este año, la climatología parece empeñada en atacar, reiteradamente y con verdadera furia, a nuestra provincia. Las imágenes de las inundaciones en Jerez, Chiclana, San Fernando o en el Campo de Gibraltar son portadas de los telediarios y, desgraciadamente, está siendo demasiado frecuente abrir los periódicos y encontrarnos con noticias sobre familias evacuadas, hogares convertidos en lodazales, poblaciones aisladas, carreteras inutilizadas y otras diversas y cuantiosas pérdidas. También acaba de pasar muy cerquita una tormenta, catalogada como perfecta igual que en la película de Clooney, a la que incluso se la ha bautizado como Cynthia, una tormenta con nombre propio como esas que asolan periódicamente el Caribe. Aunque no estemos acostumbrados a estas inclemencias del tiempo, realmente tampoco se trata de fenómenos extraordinarios, aún cuando este febrero esté siendo el más lluvioso de los últimos 30 años. Precisamente, ahora que estamos en periodo de hacer memoria sobre los sucesos ocurridos durante el asedio de Cádiz, recordar la devastadora tormenta que asoló la Bahía entre el 7 y el 10 de marzo de 1810, tal como nos lo cuenta el general Jean Sarrazin en su libro'History of the war in Spain and Portugal', publicado en Filadelfia en 1815. El francés nos relata cómo más de 50 navíos fueron destruidos, mientras cientos de personas trataban de salvarse de las olas sobre las ruinas de los barcos, así como los cuantiosos daños que sufrieron las baterías francesas, esas que tan gráfica y brillantemente nos describe Arturo Pérez Reverte en su libro 'El asedio', novela que, por cierto, tiene todos los visos de ser el mejor reclamo internacional para Cádiz 2012 y años sucesivos. Pero siguiendo con la climatología, parece que los temporales no están dispuestos a darnos descanso. Ya nos resulta hasta difícil recordar cuándo tuvimos tres días consecutivos sin lluvia. Dicen que el sol, la luz y el buen tiempo ayudan a mantener niveles adecuados de bienestar mental y a incrementar nuestra disposición hacia el optimismo. Así que esperemos que el clima nos ofrezca pronto una tregua, porque buena falta nos hacen esos ingredientes, sobre todo el optimismo, para seguir haciendo frente a esas otras dificultades y problemas, ya casi crónicos, que tampoco parece que tengan mucha intención de alejarse de nuestro país.