Los 5.200 participantes, gays, heteros y lesbianas, junto a la Ópera de Sydney. :: GREG WOOD/AFP
Sociedad

Carne selecta

El fotógrago Spencer Tunick reúne en Sydney a 5.200 gays, lesbianas y heterosexuales para un abrazo gigantesco

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La Ópera de Sydney es un edificio delicioso, construido con millares de placas cerámicas, al modo del gigantesco caparazón de un viejo dinosaurio acorazado. En su interior puede tomarse un excelente espumoso australiano, asistir a inolvidables representaciones operísticas o, como en estos últimos meses, a estrambóticas conferencias tituladas 'Sí al trabajo infantil; no al salario mínimo' o 'Mejoremos genéticamente la Humanidad o preparémonos para la extinción'. Se trataba del Primer Festival de Ideas Peligrosas desarrollado en el impresionante edificio diseñado por el fallecido arquitecto Jorn Utzon, una obra que le costó un enfado mayúsculo por las trabas que pusieron a su proyecto original, la promesa incumplida de no regresar a Australia -volvió para mejorar la acústica- y una bien ganada fama a perpetuidad.

Pues bien, ayer, la Ópera de Sydney acogió otro evento multitudinario. Unas 5.200 personas desnudas, gays, lesbianas y heterosexuales, fueron pastoreadas por el fotógrafo estadounidense Spencer Tunick, que les hizo posar desnudos para una de sus 'performances'. La variedad de orientaciones sexuales de los asistentes (si se puede hablar en estos términos) obedecía a que la parada de carne fresca formaba parte del Festival de Gays y Lesbianas del Mardi Gras carnavalesco.

Tras cinco horas de espera en el frío y húmedo otoño australiano, Tunick plasmó a los presentes estáticos y, más tarde, abrazándose, sin orden ni concierto, unos a otros: amigos, desconocidos, recién conocidos y extraños fundidos en su variedad de cuerpos para ser retenidos en una imagen bautizada como 'The Base' (La Base).

«El principal reto era llenar este espacio tan grande con una 'base' de gente gay, lesbiana y heterosexual para crear el material», dijo Tunick, quien se mostró sorprendido por el enorme número de participantes. La masa desnuda ofrece a los ojos de cualquier espectador un aspecto cárnico, desprovista de sensualidad, multiplicado el desnudo común hasta el límite del hartazgo. «Quiero que las parejas se besen, que los amigos se besen y que los que no se conozcan hagan lo que quieran», añadió el fotógrafo norteamericano.

Tunick fue encargándose, a golpe de megáfono, de situar a los presentes a su antojo. En algunas tomas aparecían de pie y con los brazos en alto. Tunick optó también por tomar una amplia serie de imágenes con los 5.200 cuerpos tendidos sobre las escaleras que rodean a la Ópera, inertes y vencidos. Como es costumbre en estos actos, la concentración acabó con todos -participantes y organizadores- fundidos en un largo aplauso. «Que gays y lesbianas posen desnudos junto a sus vecinos heterosexuales sirve para enviar un fuerte mensaje al mundo: que los australianos quieren una sociedad libre e igualitaria», dijo el artista. Tunick empezó a tomar estas fotos en 1992 en Nueva York. Ha seguido haciéndolo en Londres, Lyon, Santiago, San Sebastián, México DF, Barcelona... Y sigue desnudando al mundo.