:: TEXTO: ISABEL F. BARBADILLO :: FOTOGRAFÍA: MUHAMMED MUHEISEN/AP
Sociedad

Los colores de Alá y de Mahoma

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Alá es su Dios y Mahoma su profeta. Ambos inspiran oración y sobrecogimiento. La mirada y la concentración de este niño paquistaní que reza versos del Corán no deja indiferente a quien la capta. Una bella composición casi en blanco y negro: el blanco de su gorro de ganchillo ('dopi' en el idioma urdu), el de sus dos níveos dientes y el de sus uñas, blancos estampados sobre la tez oscura y las manos del pequeño. Sus ojos miran hacia el cielo y sus manos imploran protección. El marco de la imagen es el verde de la inscripción en la pared y de la línea inferior que envuelve el cuerpo y deja al aire la cabeza tapada con la prenda de algodón que su madre habrá tejido con esmero. Se dice que el verde era el color preferido de Mahoma y que vestía siempre capa y turbante verdes, tono al que hizo referencia en sus escritos.

Mañana, el islam comienza a celebrar el aniversario del nacimiento del profeta. Multitud de actos religiosos y festivos se sucederán en todo el mundo musulmán para festejar la efeméride. Esa fecha, aún inconcreta, del 'apóstol' que nació de las entrañas de su progenitora en el año 570 después de Cristo y murió a los 62 años, después de una vida azarosa y de persecuciones. Creó una religión que preconizaba la paz, como hizo Jesucristo, aunque luego las guerras se hicieron en sus nombres.

El pequeño que ora en algún lugar de Islamabad aún no lo sabe. Sólo reza, pide y recita de memoria los versos del Corán. La vida le enseñará sus otras caras, menos hermosas que la suya.