Cambio de modelo
El estallido de la burbuja inmobiliaria debe dar paso a otros yacimientos de empleo
Actualizado: GuardarEl estallido de la burbuja inmobiliaria en nuestro país explica la profundidad de la recesión española. Según el INE, el peso de la construcción (residencial y no residencial) en el PIB español aumentó del 11,7% en 1996 hasta el 17,9% en 2007, habiendo pasado de representar el 9,3% del empleo total hasta el 13% durante ese mismo periodo. Estas magnitudes desproporcionadas están detrás del efecto devastador que ha tenido el 'crash' de la construcción residencial. Así, con un stock de cerca de 1,5 millones de viviendas invendidas -entre nuevas, en construcción y de segunda mano, según Aguirre Newman-, la actividad constructora ha pasado de cerca de 800.000 viviendas en 2007 a menos de la cuarta parte en 2009. El sector no se rehará de la crisis hasta que, después de un ajuste todavía importante de los precios, se reduzca el mencionado stock, pero en todo caso la recuperación supondrá el retorno a niveles más modestos de actividad, ya que la demanda media de viviendas se cifra en unas 350.000 al año. Por ello, una parte de la capacidad productiva deberá orientarse a otros yacimientos de actividad, como el mantenimiento de infraestructuras -muy abandonado en España en la época de prosperidad- y, especialmente, en la rehabilitación de viviendas. Esta última actividad, intensiva en mano de obra, está siendo impulsada por los sindicatos en el diálogo social como un elemento más del cambio de modelo de crecimiento propuesto en la futura Ley de Economía Sostenible.En concreto, UGT propone que el vigente Plan Estatal de Vivienda y Rehabilitación 2009-2012 sea potenciado para que las actuaciones alcancen las 200.000 viviendas anuales en vez de las 85.000 previstas y se incluyan otras medidas como el reciclaje de profesionales en nuevos campos de rehabilitación (como los relacionados con la eficiencia y el ahorro energéticos). La propuesta parece certera, y unida a una mayor inversión en conservación de obras públicas -muy dañadas además este año por la agresiva meteorología-, podría ciertamente contribuir a poner en pie este nuevo patrón de crecimiento que ha de sacarnos de la crisis e introducirnos nuevamente en la senda de la prosperidad.