El último edificio de la esperanza
CONCEPCIÓN. Actualizado: GuardarEl subcomisario Jorge Guerra sigue oyendo los gritos de los vivos atrapados entre los escombros. El oficial coordina las tareas de rescate de un edificio de quince plantas que cayó de espaldas ensanchado por el terremoto como un acordeón. «Calculamos que quedan entre ocho y diez personas con vida», asegura. Sus estimaciones se basan en los escalofriantes gritos que salen de la tierra. «Es gente que vivía en las plantas bajas y ha quedado atrapada», apostilla. Guerra ha sido capaz de reconocer las distintas voces y por eso ha logrado dar una cifra de las víctimas que se desesperan por su ayuda.
En este bloque había ciento veinticinco apartamentos en total. En el momento del seísmo, de casi nueve grados en la escala de Ritcher, setenta y cinco personas estaban en su interior. Ayer, los equipos de rescate seguían recuperando cadáveres, «pero lo que mas nos importan son los vivos. Tenemos que sacarles de ahí». El manojo de escombros conserva su estructura desplomada. En la calle Padre Hurtado esquina Carreras, donde sigue trabajando el oficial con los bomberos, se agolpa la gente. Es el único lugar donde todavía hay esperanzas de salvar vidas.
A la vuelta, apenas una manzana detrás, la escena es otra. Una imagen que se ha extendido por distintas calles de Concepción. Los supermercados Líder han caído en manos del pillaje. La multitud se reparte la comida y la ropa. La cabecilla del gentío se atrinchera en la ultima planta, abre las ventanas y metódicamente va lanzando los paquetes. Conoce los nombres y apellidos de la masa que aguarda la lluvia de productos. A veces le falla la puntería y el paquete, como ahora, deja a un hombre mal herido. Uno más, poca cosa para un terremoto donde aún no se conoce el número exacto de muertos.