Malos asesores
Actualizado: GuardarSólo soy capaz de escucharles unos segundos: José Luis Rodríguez Zapatero-Mariano Rajoy o sus respectivos compañeros de trifulcas consiguen, no sé si a propósito, que nos deje de interesar todo lo relacionado con el mundo de la política. Pagan sueltos infinitos a unos asesores que les fallan en lo más esencial. No les asesoran en la importancia del diálogo, cuyo significado difiere del griterío; de la comprensión que sería lícito tener, pese a que se opine de diferente modo; del sentirse interpelado para responder con más agudeza, no con más saña; de la obligación de defender causas nobles y justas, no partidistas o electorales; del deber de defender los intereses de todos, no los suyos o los del propio partido; de velar por cada ciudadano, que tiene nombre y apellidos; de la exigencia que conlleva el ser representante de tantos millones de personas. ¿Acaso los asesores tienen como única misión informarles de su lado favorable para salir en el telediario o qué temas conviene tratar, sean o no sean los que preocupan a la gente?Luego se extrañarán de que la población, en especial los jóvenes, estén despegados del mundo de la política.