
El Gobierno alaba las gestiones del Rey pero recuerda que pactar es labor suya
La vicepresidenta primera asegura que las reuniones de Don Juan Carlos con representantes económicos son sólo «informativas»
MADRID. Actualizado: GuardarNo es mediación. El Gobierno rebajó ayer la importancia de los contactos que viene manteniendo el Rey con representantes del mundo económico para darles carácter de meras reuniones informativas. La interpretación de que Don Juan Carlos ha creído imperioso involucrarse en la búsqueda de un gran pacto contra la crisis, vista lo dramático de la situación por la incapacidad de José Luis Rodríguez Zapatero para siquiera intentarlo, no ha gustado nada en la Moncloa. La vicepresidenta primera, María Teresa Fernández de la Vega, agradeció al monarca sus gestiones, pero recordó que los acuerdos políticos y laborales se fraguan en el Parlamento y en la Mesa del Diálogo Social.
La Casa del Rey dio a conocer ayer que en los últimos días se han celebrado en el Palacio de la Zarzuela una serie de encuentros con diversas personalidades del ámbito «económico, financiero, empresarial y laboral». Hizo el anuncio, además, después de que el Jefe del Estado aprovechara su discurso en los Premios Nacionales de Investigación 2009 para llamar a actores políticos y sociales a la búsqueda de «amplios acuerdos», tras haber recibido en audiencia el jueves a la vicepresidenta económica, Elena Salgado. Para completar los encuentros, el Rey recibió ayer a los líderes de los dos sindicatos mayoritarios, Cándido Méndez, de UGT, e Ignacio Fernández Toxo de CC OO.
No son los únicos que a lo largo de la semana han pasado por el despacho del monarca. También lo hicieron el presidente de la Fundación empresarial Cotec, José Ángel Sánchez Asiaín, o el presidente saliente de Caja Madrid, Miguel Blesa. Y fue la propia Zarzuela quien relacionó estos encuentros con las reiteradas exhortaciones de Don Juan Carlos al diálogo y con «las graves consecuencias de la crisis económica en nuestro país». Hasta la fecha no hay constancia de que el monarca tuviera intención de continuar sus conversaciones con dirigentes políticos a fin de facilitar una suerte de Pacto de Estado. Algo que el Gobierno desestima.
La sucesión de los acontecimientos, y el hecho de que esta misma semana CiU situara en el centro del debate político la necesidad de abordar un consenso de grandes magnitudes, daban pie a pensar que iban por ahí los tiros. Una tesis que no agrada al Ejecutivo.
Fernández de la Vega recordó que el Rey recibe cada semana a José Luis Rodríguez Zapatero para despachar asuntos de Estado y que, con menos frecuencia, pero también de forma habitual, mantiene contactos con los representantes de otras fuerzas políticas y sociales. Lo hace, dijo, «para poder cumplir su propia función, que es estar informado de las cuestiones que afectan al país». Nada más.
En teoría, Méndez y Toxo fueron llamados al Palacio de la Zarzuela para explicar el contenido del acuerdo salarial firmado recientemente por sindicatos y patronal con vigencia para los próximos tres años, aunque, según fuentes de la reunión, acabaran «hablando de todo».
Es la primera vez que ambos líderes acuden juntos a una cita de este tipo y eso contribuyó a la entrevista adquiriera unas connotaciones distintas y levantara expectativas inusuales. Pero la cosa, según los interesados, fue mucho más simple: Méndez iba a ser recibido ayer y Toxo, el lunes, pero problemas de agenda de éste último llevaron a un formato conjunto. Las mismas fuentes afirman, además, que no hay nada de excepcional en la llamada del Rey porque mantienen con él «relaciones fluidas».
«Opiniones interesadas»
La versión de los sindicatos coincide, pues, con la del Gobierno, desde donde recuerdan que la Moncloa suele conocer de antemano los discursos del monarca. Es decir, que no les pilló de sorpresa su petición de unidad (por otro lado, idéntica a la que ya realizó en su mensaje navideño). Por eso, la vicepresidenta insistió en que no cabe unirla a la serie de entrevistas celebradas, según la Casa del Rey, «con especial incidencia en los últimos meses».
La número dos del Gobierno alegó que las palabras del Rey -«que están muy bien», acotó- encajan a la perfección con la política de acuerdos que el Ejecutivo ha desarrollado hasta ahora. O sea, nada de pactos de Estado. «Todo lo demás -argumentó- son opiniones interesadas que no se corresponden con la realidad».
Lo que pretende José Luis Rodríguez Zapatero es otra cosa: que los grupos políticos apoyen las reformas que pretende poner en marcha en los próximos meses, entre ellas, la de las pensiones, la laboral y el recorte presupuestario. La vicepresidenta primera lo dijo bien claro. «Sería bueno -apuntó- que todos los grupos políticos se sumasen y a eso obedece que el portavoz socialista, José Antonio Alonso, se reúna con ellos».
Es la misma estrategia que se utilizó para sacar adelatne decretos ley que luego debían ser ratificados en la Cámara Baja, como aquel que aprobó la concesión de avales a los bancos por valor de 100.000 millones de euros a fin de inyectar liquidez al sistema, el Fondo de Reestructuración de Ordenación Bancaria (FROB).
El jefe del Ejecutivo ni siquiera tiene intención de llamar a Mariano Rajoy a la Moncloa. Hace meses que misteriosos y nunca desvelados «problemas de agenda» impiden una entrevista entre el presidente del Gobierno y el líder de la oposición y, según fuentes gubernamentales, parece difícil que las trabas del pasado vayan a resolverse en los próximos meses. Haga lo que haga el Rey.
«Los papeles institucionales en este país siempre se han cumplido y la Corona lo ha hecho escrupulosamente», reconoció Fernández de la Vega «Una cosa es un papel de contacto y de información, que está muy bien -añadió- y otra llegar a acuerdos que forma parte, exclusivamente, de la responsabilidad del Gobierno».