Foro de mujeres en Cádiz
Actualizado: GuardarUn paso más en favor de la igualdad, de la mano de grandes mujeres, preparadas, con coraje y grandes proyectos,... Se clausuró en Cádiz el llamado Foro de mujeres. «Queda mucho por hacer.», «lucha por la justicia», «adecentar la democracia», «cuando una mujer tiene que pedir autorización para comprarse un jersey, no tiene independencia», son algunos de los pensamientos allí dichos, cargados de verdad, valor y sentido ¡quién puede no aplaudirlos, y apoyarlos! ¿Pero, es acaso el deseo de no enturbiar esa transparencia, de no enmascarar la alegría de esos logros o de no desmerecer el esfuerzo del coraje, lo que lleva a no tener en cuenta los errores cometidos en el camino? ¿Es mejor no hablar de ello de forma intencionada? Me refiero a la ausencia de echar ese mismo coraje en arreglar la injusticia en la que se ha caído con la Ley de la Igualdad, cuando se consiente que mujeres sin escrúpulos hagan denuncias falsas llevando a hombres inocentes, como luego se demuestra pero ya quizás demasiado tarde, a pasar por situaciones injustas, como es ser detenido, ser llamado presunto maltratador, hundir su vida y su propia autoestima, ante la sociedad y lo que es peor en muchos casos ante sus propios hijos. Esa misma Ley que quiere sacar a la mujer del horror permite que el hombre entre en él. Señora ministra ¿es que hay dos tipos de justicia, la del hombre y la de la mujer? ¡Qué igualdad defiende usted! Eso si esas mujeres, cuando pasa el calvario, se van de rositas, sin rendir cuentas de lo hecho, vencedoras, dando lecciones y hasta con una casa que no era suya. Y además van dando ejemplo. Mi madre decía: «Hija, esto es un roto para un descosío».
Cuando he oído esas quejas y he escuchado esos casos, he sentido vergüenza de ser mujer, cuando siempre lo he llevado orgullosa. Trabajo, llevo sola una casa y a mis hijos y no presumiendo de ello, lo llevo con mucho orgullo. Si hay que aplaudir por lo conseguido en ese Foro, yo la primera, pero aplaudiría todavía con más ímpetu, si esas mismas mujeres reconocen y enmiendan los errores cometidos, porque pelear por la igualdad es hacerlo sin mirar a qué bando se beneficia.