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La violación como arma de guerra
Actualizado: GuardarDecenas de mujeres y niños, y también hombres, son víctimas cada día de abusos sexuales en la República Democrática del Congo, el país del mundo con mayor índice de violencia sexista. La inacabable guerra en esta tierra de África central y la permanente lucha entre milicianos por el control del poder y de los recursos naturales ha dejado a la población más vulnerable en la desprotección y la miseria más absolutas. La violencia sexual es utilizada como arma de guerra y llega a tales extremos de ensañamiento que deja en las víctimas secuelas físicas y psicológicas para toda la vida, como le ocurrió a Jeanne Mukuninwa, una mujer a la que los soldados destrozaron el útero con sus bayonetas después de ser repetidamente violada. Las alertas de la ONU, Unicef y Médicos Sin Fronteras, hasta ahora desoídas, parece que empiezan a tenerse en cuenta. La fotografía representa un conato de esperanza, un rayo de luz como el que desprende la indumentaria de las jóvenes sentadas en primera fila. En el pueblo de Mwitobwe, en la provincia de Katanga, mujeres y hombres, incluido el soldado omnipresente, escuchan atentos las explicaciones de un representante de la ONU, que les intenta concienciar de que la violación es un crimen y de que deben denunciar las agresiones para que quienes las cometen no queden impunes. En los raros casos en los que se condena, el atropello a los derechos humanos y a la víctima se salda con el pago de cinco cabras, un colchón, una pieza de tela, una manta y alguna moneda.