PROVINCIA

El Vaporcito, de emblema a problema

Al cumplirse cinco años de su hundimiento, Autoridad Portuaria ha solicitado a Cultura que descatalogue el barco como BIC para aliviarlo así de requisitos y salvarlo de su abandono

A. VÁZQUEZ

MARÍA ALMAGRO

Quedaban unos minutos para que el reloj marcara las seis y media de la tarde de hace cinco años cuando parte de la conciencia sentimental de Cádiz tocaba fondo en el muelle Reina Victoria. Allí, a unos cuatro metros bajo el agua, se ahogaba el Vapor . El duro golpe que había recibido su quilla contra la Punta de la Sato de la bocana había resultado ser mortal y en apenas treinta minutos su historia, tan contada y cantada, se terminaba. Ese viaje de ida y vuelta no tendría esta vez regreso y Las Galeras se quedaría ya esperándole para siempre.

Esta semana se llegaba de nuevo a ese aniversario negro . A otro 30 de agosto sin que el proyecto de recuperarlo haya dejado de ser un futurible para convertirse en realidad. Su reparación sigue cubierta de verdín en un pequeño y desastrado varadero de El Puerto que también quebró hace unos años. Allí, rodeado de basura y maleza, el ‘Adriano III’ resiste en dique seco inclinado, apuntalado, con las pocas cuadernas que le aguantan medio caídas, arrumbado, y tan solo cubierto por unos pocos plásticos deshilachados vencidos por el levante. Cadavérico y retirado, el mito parece resistirse a morir colocado en una rampa donde se sujeta dando la espalda al río Guadalete, en cuyas aguas tanto se meció.

Ahora el que fuera emblema, el rey de la Bahía de Cádiz, se ha convertido en un problema . Su evidente deterioro hace que reconstruirlo sea más costoso que hacer uno nuevo. Se han barajado diferentes cantidades pero las trabas que lo mantienen sin vida van más allá de las económicas. El hecho de que el Vaporcito sea desde 1999 Bien de Interés Cultural (BIC) también enreda una posible recuperación. La protección que la ley exige para la motonave complica la puesta en marcha de cualquier proyecto con una lista de requisitos, en su mayoría inasumibles e inviables.

Por tal motivo, la Autoridad Portuaria de la Bahía de Cádiz, dueña de los terrenos donde se asentaba el quebrado varadero, ha solicitado a la Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía que desafecte como BIC el Vaporcito. Entienden que no tiene sentido seguir manteniéndole dicha catalogación en la situación de abandono en la que está, y que esta persistencia sólo está poniendo obstáculos a las pocas voluntades que quedan dispuestas a que resurja.

El proyecto de hacerlo museo, la opción que se baraja y la más viable

El Vaporcito también podría pasar a la historia porque ha sido uno de los pocos temas que ha logrado poner de acuerdo a administraciones de distinto signo político. Ayuntamientos –los de El Puerto, Cádiz y Chipiona–, la Diputación (de la que además llegó a ser imagen), la Junta de Andalucía e incluso el Gobierno Central, a través de los exministros de Medio Ambiente y Fomento, Rosa Aguilar y José Blanco, respectivamente... ‘lloraron’ su final y aseguraron que estarían ahí «para lo que hiciera falta».

Afirmaron que no iban a permitir que un «emblema, parte de la historia de Cádiz» acabara aquella tarde. Fueron numerosas las declaraciones, las intenciones y las promesas que se hicieron pero de aquello poco se cumplió. De momento, tirando de hemeroteca, la institución que más se ha implicado (de manera económica o material) ha sido Autoridad Portuaria, que, a pesar de varios requerimientos al propietario sigue manteniendo lo que queda del buque en el varadero, terreno portuario, y que, además, también se hizo cargo de parte de su rescate y traslado.

Pues en este contexto, con una inversión privada que no ha fructificado en este tiempo y sin apoyo institucional real, ha sido un colectivo ciudadano, la asociación portuense El Vaporcito quien parece que ahora quiere tomar el timón. Su presidente José María García Flores, se muestra dispuesto a intentarlo. «Llevamos muchas reuniones con las partes implicadas y parece que el actual propietario nos va a ceder el barco», afirma. Según explica, y conociendo ya los antecedentes y obstáculos que han existido hasta el momento, la idea es reconstruirlo pero no para que vuelva a navegar –con las mismas características es inviable– sino con el objetivo de convertirlo en un museo ubicándolo en la margen del río Guadalete. El colectivo está contando con la colaboración de la Concejalía de Fomento cuyos técnicos les están guiando sobre la forma de conseguir financiación. El ‘Adriano III’ albergaría este museo que estaría dedicado además de a la historia del barco, a la del mar en El Puerto, un pueblo que no se entendería sin su pasado marinero.

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