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Recorrer Mallorca de cueva en cueva y en moto
La isla de Mallorca alberga algunos de los parques naturales más ricos del archipiélago balear: el de Galatzó, Llevant, S’Albufera, Mondragó o la reserva de Son Real, plagada esta última de importantes yacimientos prehistóricos. Asimismo, son muchas las calas que seducen al viajero con sus aguas cristalinas y su ambiente relajante. Entre ellas, la de Es Trenc, Verques, Es Dolc y Es Carbó. No obstante, cuando se piensa en los tesoros de la naturaleza mallorquina, lo primero que nos viene a la mente no es nada de lo anterior, sino sus populares cuevas y cavernas, diseminadas por todo el territorio insular.
No es necesario ser un experto en geología para disfrutar de estas maravillas subterráneas. Cualquiera que se interne en ellas será capaz de sentir el misterio, la inquietud y la atemporalidad que desprenden los túneles plagados de estalactitas y estalagmitas, dignos de una novela de Julio Verne. Además, las principales cavernas mallorquinas sugieren una ruta circular que bordea la isla. La razón perfecta para fijar un itinerario durante el que descubrir, de manera paralela, los secretos de la cultura y arte balear.
Con todo, lo primero que necesitaremos será encontrar un medio de transporte con el que recorrer Mallorca con total libertad y confort. En este sentido, alquilar una moto es la opción más recomendable, ya que nos ahorrará tiempo en atascos y búsqueda de aparcamiento, así como dinero a la hora de repostar. Una buena idea es, por ejemplo, visitar Mallorca en Scooter con Cooltra , una compañía que cuenta con tiendas en la isla y también permite efectuar reserva online.
Una vez resuelto el tema del transporte, es momento de iniciar nuestra aventura en Manacor, ubicado al este de la isla. Encontraremos allí un interesante centro histórico y un par de calas que merecen ser visitadas: la Romántica y la de son Moro. Asimismo, conviene desplazarnos al pueblo vecino de Porto Cristo, de gran encanto y cercano a dos de las cuevas más características de Mallorca: la Cueva del Drach y la Cueva dels Hams.
En lo que a la primera respecta, se trata de la más conocida de la isla y cuenta con un elemento único: el lago subterráneo Martel, uno de los más grandes del mundo. Al paseo en barca por este hay que sumarle la audición de un concierto de música clásica celebrado in situ. En cuanto al recorrido, sus 1.200 metros de galerías toman alrededor una hora.
Pasando ahora a la Cueva del Hams (cueva de los anzuelos), esta cuenta también con un lago (bautizado como Mar de Venecia), junto al que se lleva a cabo otro concierto. Además, representa el broche de oro antes de dirigirnos a Canyamel, en el noreste de la isla. Allí, sus playas serán el preludio perfecto a las Cuevas de Artá, que acogen una estalagmita de 22 metros de altura y un espectáculo de luces y sonido.
Continuaremos el viaje hacia las Cuevas de Campanet, enmarcadas en el norte de Mallorca (en plena sierra de Tramontana) y con unos 3.000 metros cuadrados de extensión. Por último, conduciremos hacia el suroeste hasta Palma de Mallorca. La visita obligada a la capital insular la cerraremos con la entrada a las Cuevas de Génova, ubicadas en un barrio residencial de la urbe.