EL RAYO VERDE

DESTINO CÁDIZ

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En el gran escaparate de Fitur, que parece un gigantesco folleto de vacaciones hecho realidad, Cádiz apenas es un diminuto punto entre millares, millones, de ofertas. Ser singular, atraer al comprador en medio de tantos destinos exóticos o típicos es difícil. Pero esencial para una provincia que tiene en el turismo su principal industria. No podemos arriesgarnos a fallar en un año como este, en el que la crisis aprieta y el Bicentenario se presenta como una oportunidad más necesaria que nunca.

Si, como parece, «todo el mundo», autoridades, turistas en general y de congresos en particular, va a venir a Cádiz en 2012, el sector debe prepararse a fondo y no fallar, porque este año tiene que sembrar la semilla de un cambio radical en el sello de distinción del 'destino Cádiz' ahora y de cara al futuro.

Hace falta mejorar las comunicaciones para facilitar la llegada. Primero los vuelos, para los que hay ya un plan prometedor, pero también carreteras y ferrocarril y ahí los retrasos en el puente, el AVE y en el tranvía a Chiclana van a pasar factura. También hay que aumentar la presencia en los paquetes turísticos, la calidad y cantidad de las infraestructuras hoteleras, la profesionalización del empleo. Incluso, porque el sector es de una extrema sensibilidad, hay que mejorar la autoestima. El jueves en la entrega de los premios La Voz a Miguel Fluxá, de Iberostar, y al músico Carlos Jean parecía que ellos tienen más fe en la provincia que nosotros mismos.

El destino Cádiz de 2012 necesita una fuerte inversión puntual que se traduzca en atractivos culturales de envergadura pero también adecente lo mucho que queda por embellecer para que la ciudad reluzca ante los visitantes. Alarma la declaración del nuevo presidente del Consorcio de «hacer más con menos», sin comprometer la partida extra que la propia alcaldesa reclamaba al anterior equipo. Quienes vengan no pueden quedar defraudados. Sería un daño irreparable.