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LO QUE SUCEDE CONVIENE

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Lo difícil de tomar las cosas por su lado bueno es que vistas de perfil o de frente no sabemos cuál es ese lado. El optimismo no es solo un estado filosófico que atribuye al universo la mayor perfección posible, sino una deformación óptica que nos hace ver todo mejor de lo que es. Los cubanos dicen «lo que sucede conviene». Debo este refrán o lo que sea, no a mi amigo Pepe Legrá, al que bauticé como 'El puma de barbacoa', sino a Gerardo Arquero, que es un malagueño irreparable, aunque haya vivido largos años en Cuba y en Miami. Quizá lleven razón los que repiten. No lo sé, pero sí sé que han llegado a la misma conclusión de Hegel, sin tener que quemarse las alas ni las pestañas en Heidelberg ni en Berlín, ni tener que hacer los crucigramas con tinta. Lo que sucede no es lo peor de lo que podía ocurrirnos.

Los hombres del frac no persiguen todavía a Díaz Ferrán, pero los administradores del concurso de acreedores, que van de paisano, creen que es el culpable de la quiebra de Marsans. Cuando un empresario está en apuros, ya hay mucha gente que está en la calle.

La sangría del paro no determina inundaciones de hemoglobina parejas: se necesitan muchos ahogados para que les llegue la sangre al cuello a los que incumplieron los plazos legales. La morosidad ha crecido lo suyo, quiero decir lo nuestro, hasta recobrar los niveles de 1996, y se habla de 'postzapaterismo'. ¿Será verdad que para conseguir que las cosas mejoren tienen que ponerse bastante peor».

Las suspensiones de pagos suelen estar precedidas por los suspensos en conducta. La UE acaba de pactar la aplicación de sanciones más duras a los países con déficit excesivos, pero para paliar la medida anuncia al mismo tiempo que no la aplicará de forma automática. ¿Conviene todo lo que sucede? Ojalá fuese cierto ese venturoso fatalismo. «Lo que es está escrito», pero con muchas faltas de ortografía.