ENTREVISTA
«Pienso que este gobierno municipal tiene algún déficit democrático»
El veterano socialista Carlos Díaz, que tuviera el bastón de mando durante 16 años, se confiesa «apasionado» tras un año que ha supuesto un vuelco político en Cádiz
Es lo más parecido a un patriarca que tiene la política local . El primer alcalde democrático que conoció Cádiz allá en 1979 . Su primer mandato tuvo forma de gobierno tripartito. Su PSOE de entonces, con el Partido Comunista de Andalucía y el Partido Socialista de Andalucía.
La situación actual le resulta, familiar. Se confiesa «apasionado» por los avatares políticos que deja 2015 . Un escenario renovado que achaca a un «cambio generacional profundo. Los menores de 40, incluso de 50 años, piensan de otra manera y plantean nuevos retos. La situación anterior no va a volver».
A sus 80 años, está en la reserva activa de las intrigas partidistas e institucionales, retirado incluso de su vida laboral. Carlos Díaz Medina (Sevilla, 1935) está por tanto liberado de compromisos y temores a la hora de analizar un año que ha resultado fundamental para la relación entre sociedad y política en Cádiz, en toda España.
Desde las vivencias personales de aquellos años observa las colectivas y actuales. Cree que el momento es tan difícil que pondrá a prueba a todos, votantes, representantes, incluso indiferentes. «A la gente se la valora en las situaciones complejas. En las sencillas, todos somos estupendos». Por eso cree que esta incertidumbre municipal o estatal, ideológica o social, parirá nuevos héroes y cadáveres políticos. Falta ponerles nombre. Puede que 2016 sea fundamental para poder hacerlo.
–Usted es el único alcalde que ha gobernado en minoría en Cádiz antes que José María González. ¿Le recuerda esa situación de su primer gobierno a la que se vive en la actualidad?
–Es cierto que lo que vive ahora el Ayuntamiento de Cádiz me recuerda bastante al primer mandato. Fue un tripartito que, contra todo pronóstico, funcionó. Fue valorado por los ciudadanos. De hecho, en las elecciones siguientes conseguimos el apoyo suficiente para gobernar de nuevo. Pero también hay diferencias fundamentales entre aquella situación y la de ahora. Hay similitudes pero también importantes diferencias.
– ¿Cuáles?
–Sobre todo hay un cambio generacional muy profundo. Me resulta muy llamativo. Hay un cambio de mentalidad, de hábitos democráticos, entre los ciudadanos que tienen menos de 40 años, incluso en los de menos de 50. A casi todos ellos, la Transición ya no les dice nada. Es un episodio histórico que pueden conocer o valorar, más o menos, pero no les dice nada. Está en los libros de Historia y poco más. No les influye como a los que tenemos más edad, como a los que ejercimos la política hasta los años 90. Es un elemento a tener muy en cuenta. Quizás, el principal. Yo lo veo en todo lo que pasa. Hay un relevo generacional que ha cambiado todo. También ha cambiado el perfil de los dirigentes políticos respecto al que había entonces, en los 80 y los 90.
–¿Un cambio a peor el de los políticos?
–No sé. Pero se ha producido una modificación fundamental. Antes, en aquel primer tripartito municipal de Cádiz, o en la Transición y los años que siguieron, muchos dirigentes eran personas de diversa formación que llegaban a la política de forma casi vocacional, por un compromiso muy relacionado con el Franquismo. Todo eso ha cambiado. Ahora, la política se ha profesionalizado. Es habitual ver a dirigentes que han empezado su carrera en un partido y desarrollan una trayectoria entera, desde muy jóvenes, dentro de la formación. También aparece el fenómeno de la corrupción. Está presente casi a diario, parece que nunca acaba. Si a eso le sumamos una crisis económica muy profunda, el resultado es un gran sector de población indignado, que tiene una valoración muy pobre de los representantes políticos.
–Sin embargo, parece que hay una mayor conciencia y participación política entre los ciudadanos que hace unos años. La política tiene mala imagen pero atrae más que nunca.
–Afortunadamente, han aparecido esos partidos llamados emergentes que han servido para canalizar ese malestar. Digo afortunadamente porque sin ellos habría existido el riesgo de que esa indignación avanzara por caminos peores, por algún tipo de estallido social. No se ha producido ni creo que se produzca.
–¿Entiende que este 2015 tan novedoso en la política fuera, por tanto, fruto de un relevo generacional del votante? ¿Ya no vale el espíritu de la Transición ni la Constitución de 1978?
–La Constitución del 78 ha sido un buen instrumento. Ha sido la que más tiempo ha estado en vigor en la historia de España. Pero hasta las herramientas que funcionan bien se desgastan. Han pasado 40 años y es un tiempo muy razonable para asimilar que necesita cambios y ajustes. Esos ciudadanos de los que hablo, los de menos de 40 ó 50 años, lo ven así. Lo han asimilado. Nosotros, los mayores, creemos que la Constitución ha regulado muy bien la convivencia durante mucho tiempo, que ha permitido mucha prosperidad. Pero, yo, que pertenezco al grupo de esos mayores, entiendo también que es necesario adaptarla a estos nuevos tiempos, a las nuevas exigencias de los votantes.
– ¿Sabemos entender esas nuevas exigencias, están localizadas?
–Cuando estudiaba Derecho, se me quedó grabada una máxima que decía «el buen político es el que sabe distinguir el interés general». Parece una frase muy simple pero es muy complicado llevarla a la práctica, saber qué demanda una mayoría de la sociedad en cada momento. Hay detalles que pueden ayudar a saberlo. Por ejemplo, una anécdota, cuando nosotros estábamos en política, en los años 80, sólo escuchábamos hablar de los contribuyentes en las películas. Los americanos, los ingleses o franceses, en sus guiones, solían incluir esa frase: los contribuyentes piden, los contribuyentes exigen, nuestros contribuyentes... Nosotros no la usábamos en España. El uso del dinero público no era tan observado como ahora. Veníamos de unos problemas tan graves, que los ciudadanos confiaban en que se le daría un buen uso al dinero público, había que avanzar y ya habría tiempo de preguntar. Ahora, esta nueva sociedad quiere saber a dónde va cada céntimo. Quiere saber qué se hace con su dinero. La gente considera, con criterio, que el dinero público es suyo y quiere saber. Quiere transparencia. Es una evolución social. Los cambios y los ajustes deben ir hacia ahí, entre otros apartados. Hemos vivido casos ejemplares como el aeropuerto de Castellón, o el caso Bárcenas, y los ciudadanos más jóvenes los mencionan constantemente, los tienen muy presentes. Ahora, en España también hay que tener en cuenta a los contribuyentes.
– ¿Qué explicación encuentra a que ese cambio de mentalidad haya provocado un vuelco en la Alcaldía de Cádiz y no en ninguna otra capital andaluza?
–El vuelco se ha dado en todos sitios. Es cierto que no hay más alcaldías en capitales andaluzas pero los resultados de Podemos en las generales han sido muy llamativos. El hecho de que en Cádiz haya sido más visible puede estar relacionado, seguramente, con situaciones como el nivel de paro. Creo que ha incidido. El paro en esta ciudad, en la provincia, es un drama que nunca se termina. Viene de muy lejos y no sabemos encontrarle la solución. No sé qué pasa para que tengamos más parados que países que son ejemplos de problemas sociales, como Grecia. Esa realidad ha provocado que aquí haya más indignación aquí que en otros lugares. Además, Podemos ha hecho bandera de las políticas sociales. De unas políticas sociales que ya existían. Desde hace muchos años se trabaja en soluciones habitacionales para los desahucios, en apoyo económico a los mayores, en atender a los niños en riesgo de sufrir problemas de alimentación... Todo eso no es novedoso. Todo eso ya estaba. Otra cosa es que pueda hacerse más y mejor.
–¿Qué valoración hace de los primeros seis meses del nuevo gobierno local?
–Yo no creo en esas valoraciones que se hacen tan pronto. Lo de los cien días me parece un plazo ridículo para empezar a sacar conclusiones. Ni siquiera medio año. Yo no sacaría conclusiones hasta pasado un año y creo que aún es poco tiempo. Hasta ahora, lo que he podido ver es que la oposición lleva la voz cantante en los plenos municipales.
–¿Los ve?
–Sí que los veo. Es buena idea retransmitirlos. A veces no los veo enteros, porque son muy largos. Aunque en mi época ya lo eran. Pero los veo y entiendo que el nuevo gobierno tiene un déficit democrático. Por un lado, no aplica los acuerdos que se aprueban en el Pleno. Por otro, no llega a los plenos con acuerdos adoptados tras debatir antes en profundidad en la Junta de Portavoces. Esas dos circunstancias me hacen pensar que tiene algún déficit democrático. Puede solventarse entre todos con diálogo porque no se puede seguir como ahora.
–¿Y el papel del PSOE en el nuevo ayuntamiento, cómo lo valora?
–Parte de una situación muy complicada por su resultado electoral. Si apoyaba al PP, cavaba su tumba ante el electorado propio. Ante la mitad de ese electorado, al menos. Si apoyaba a Podemos, ve cómo este nuevo partido le mina su espacio. Una situación muy complicada. Sin embargo, con cinco concejales ha logrado un protagonismo que antes no tenía. Los cinco concejales socialistas están dando muy buen juego en los plenos. Creo que están teniendo un papel muy notable, con propuestas razonables, muy atinados en los debates. Es curioso pero parece que la situación límite que tienen los socialistas les hace tener más equilibrio, les hace brillar más.
–¿Ve posible una moción censura que devuelva la Alcaldía de Cádiz a Teófila Martínez?
–Yo no la veo posible. No entiendo quién la presentaría. Si la presentan el PP y Teófila Martínez, el PSOE volvería a verse en la situación de enfrentarse a sus votantes si la apoya. Por otro lado, el PSOE no puede presentarla con sólo cinco concejales ¿Quién presenta una moción de censura con cinco concejales? Sé que se habla mucho de esa posibilidad pero a mí no me parece probable. La veo muy complicada.
–Curiosamente, Cádiz vive, o vivió tras las elecciones municipales, un reflejo a pequeña escala de lo que ahora sucede a nivel nacional. ¿Cómo ve la compleja situación del PSOE de Pedro Sánchez ante la formación de Gobierno?
–El principal problema es Cataluña. Podemos se ha mostrado a favor de eso tan discutible del derecho a decidir y eso supone un límite muy difícil de superar. La única salida es que el independentismo, que se infló y se infló tan rápido, pierda fuerza. Creo que la está empezando a perder. Si eso pasa, Podemos podría dejar de lado esa condición y el acercamiento sería posible. Pero a corto plazo parece difícil. Todo parece apuntar a unas nuevas elecciones y, según los expertos, unas nuevas elecciones erosionan al PSOE, le perjudican. Es una pena porque la izquierda es mayoritaria después de las elecciones generales del 20 de diciembre. Los partidos que la forman deberían encontrar una visión general, puntos de acuerdo en políticas sociales, económicas, en las medidas para combatir el paro de una vez, que me parecen las más urgentes, en una reforma educativa profundísima y duradera...
–¿Entiende a los socialista que proponen un congreso ya o el relevo de Pedro Sánchez?
–No es el momento. En pleno debate para formar mayorías, no creo que sea oportuno mover el sillón a nadie. Además, está recién elegido en unas primarias. Creo que es el momento de tener paciencia y, más adelante, en su día, habrá tiempo de pedirle cuentas.
–¿Ha conocido ya al nuevo alcalde?
–Aún no he tenido el placer. Sólo he coincidido una vez, en el acto de 90 aniversario de Radio Cádiz, pero no pude saludarle. Él estaba en el escenario y yo, entre el público.