CÁDIZ
Cuatro historias esperando a una furgoneta en la plaza José Macías Rete
Los usuarios habituales del albergue de Cádiz se encontraron la puerta cerrada por sorpresa

Alicia y Juan llevan apenas tres semanas en Cádiz. Ella, asturiana de 66 años. Él, sevillano de 70. La calle los unió hace ahora cuatro. Ambos aguardan sentados en un banco de la plaza José Macías Rete a la furgoneta que los trasladará hasta el Centro Náutico Elcano , donde llevan pernoctando las últimas dos noches .
El vehículo parte a las 17.30 horas hacia las afueras de la ciudad, pero son las cinco en punto y ya muestran su impaciencia. «Una tarde vinimos para dormir en el albergue y nos encontramos con la puerta cerrada. Ahí nos tuvimos que quedar a pasar la noche entre cartones», afirma Alicia, cuya historia es dura. Un hijo que cumple condena en Puerto II ha sido la razón que la ha traído hasta este rincón. Es la única forma que tiene de poder ir a visitarlo una vez a la semana.
Alicia se levanta del banco para acercarse a la puerta de la asociación Madre Coraje a pedir algo de abrigo y Juan se queda solo, aunque pronto halla conversación en Florin, el joven rumano que hay sentado en el banco de al lado. A sus 25 años, llegó en septiembre a Cádiz y desde entonces estudia en la escuela de adultos Viento de Levante de la barriada de La Paz «para sacarme el graduado». Abandonado en su infancia y criado en un orfanato, ha trabajado esporádicamente como camarero, «pero ahora la cosa está muy mal. No hay forma de encontrar nada».
Muchos más van llegando a la plaza. Manuel, natural de Écija, tiene 34 años y lleva más de cuatro en Cádiz, hasta donde vino buscando estabilidad, un golpe de suerte en forma de trabajo. Pero aún no ha llegado ese día. Mari Ángeles también es sevillana y después de cinco días en este nuevo escenario, no se queja porque al menos «tengo techo y comida» . La furgoneta ya asoma por la esquina y los cuatro se levantan para poner rumbo a su ‘hogar’.
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