cádiz

La solidaridad de un sirio con Cádiz

El comerciante damasceno Juan Fragela vivió y donó a la ciudad parte de sus bienes

jesús cañas
Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

La ayuda de este residente sirio en el XVIII y constructor de la Casa de las Cuatro Torres le llevó a crear la Casa de las Viudas y colaborar en el Hospicio.

La historia es tan caprichosa, está tan llena de idas y venidas, que bien conviene conocerla bien para ser consecuentes con el presente. Ahora que el drama del pueblo sirio pone en jaque a Europa, ahora que Cádiz se ha ofrecido para acoger refugiados sirios que huyen de la guerra, la historia personal de un antepasado surge con fuerza. Porque lo que la capital tiene con Juan Fragela es una deuda difícil de saldar. Se llamaba Juan Clat, aunque en Cádiz era conocido como ‘Fragela’ y la historia pequeña de la ciudad le recuerda como un filántropo que nació en Damasco en 1656 y falleció en Cádiz el 23 de marzo de 1756.

Hijo de Lut Fie Clat y de Agustina Secachini, en su larga existencia de 100 años consiguió atesorar diversas propiedades gracias a su próspero negocio de comerciante. Sin embargo, hoy la ciudad le recuerda no por su astucia para los negocios en pleno siglo de oro gaditano, sino por su conocida solidaridad con los gaditanos.

Precisamente, en estos días del drama sirio, el Archivo Provincial de Cádiz, a través de sus redes sociales ha recordado la figura del damasceno que creó la Casa de las Viudas y contribuyó a la construcción del Hospicio. Es uno de los muchos de los que el Archivo atesora información en forma de testamentos y documentos notariales. De hecho, el Archivo Provincial lo describe «como comerciante con Indias, atesorando una enorme fortuna, que luego repartió entre sus semejantes».

De hecho, en la Relación de Comerciantes matriculados en la Carrera de Indias, remitida a la Escribanía del Cabildo el 3 de junio de 177, aparece su nombre (aunque ya estuviera fallecido), junto a los de su socios y albaceas Pablo Capitanachi y Rodolfo Bosichy. A ellos se les atribuye unos beneficios calculados en 12.000 pesos, una de las mayores cantidades de la relación de comerciantes de la Carrera de Indias.

Tal beneficio económico le dio para atesorar importantes propiedades. La más sobresaliente fue la Casa de las Cuatro Torres, que mandó a construir como alojamiento para comerciantes con una exquisita decoración y una concepción paisajística que hasta ahora no se había tenido en cuenta. Además, adquirió dos casas en la calle de la Pelota, tres casas en la calle Caridad y una casa en La Palma del Hondillo, donde residía. Incluso obtuvo propiedades en Rota y Sanlúcar.

Y parte de esta prosperidad de económica y de propiedades quedó en beneficio del pueblo de Cádiz. De hecho, tanto él como su mujer, Margarita Núñez Chacón, crearon varios patronatos de ayuda a los necesitados de la ciudad. Así, se conoce su generosa contribución para la construcción del Hospicio de la ciudad. Sin embargo, su empresa más destacada fue la Casa de las Viudas, un edificio levantado en exclusividad para dar asilo y ayuda a las mujeres viudas y los huérfanos. Gastó una importante fortuna en levantar el edificio en la anterior plaza del Hospital Real, hoy plaza Fragela en honor al filántropo.

Según las páginas de los testamentos de Juan Clat de 1742 y 1752 respectivamente, se recoge la constitución de la Fundación de la Casa de Piedad que indica: «que amparen pobres viudas y doncellas huérfanas desvalidas». De esta forma, dotó a esa entidad de unas rentas para su sostenimiento. Hoy en día, la fundación subsiste bajo el amparo de los franciscanos y el Obispado, después de que falleciera con 100 años y fuera enterrado en la iglesia de los Capuchinos con el hábito de la Orden. Con su fallecimiento, echó a andar un legado que hoy sigue vivo como residencia de ancianos y que ahora retoma fuerzas justo cuando Cádiz espera la llegada de los refugiados sirios, los descendientes de ese damasceno con el que Cádiz tiene su gran deuda.

Ver los comentarios