Instante de la llegada del pelotón a Cádiz tras cruzar la monumental obra
Instante de la llegada del pelotón a Cádiz tras cruzar la monumental obra - ANTONIO VÁZQUEZ
VUELTA CICLISTA A ESPAÑA 2015

La primera vuelta por el segundo puente de Cádiz

El paso de la Vuelta Ciclista reúne a cientos de curiosos a los pies del majestuoso viaducto, cruzado por primera vez

J. LANDI
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. En una de las capitales europeas del vivir con poco cada excusa es un acontecimiento. Será que acompañan la fe y el clima, o que faltan alternativas. Será que desde pequeño se crea el hábito de dar una vuelta a ver el ambiente. Así que la llegada de la Vuelta –por excelencia, con ciclistas y mayúscula– cogió al público entrenado.

En ese deporte de ir a ver, pocas canteras mejores en todo el continente. El acontecimiento deportivo era la excusa para mirar, para contemplar imágenes nuevas de la ciudad vieja. Eso sí, estrenaba un complemento excepcional, un adorno de lujo: el segundo puente sobre la Bahía de Cádiz.

Desde las 15 horas, varios miles de personas se apostaron en la rotonda elevada que conecta el gigantesco viaducto con el término municipal de Cádiz.

En cualquier parte. En los espacios por urbanizar, en las aceras, las ventanas y las azoteas, bajo la solana, en la mediana o a la sombra de cualquier cosa. La concentración de público era mayor según decrecía la distancia con el nuevo puente porque el objetivo era ver cómo bajaban su cuesta los primeros seres humanos sin vínculo alguno con la construcción del gigante. Las ganas eran tantas que hasta eran vitoreados los todoterreno de la Guardia Civil y las motos que pasaban minutos antes del pelotón.

La aparición del primer ciclista por la cumbre de la carretera sobre la Bahía provocó un grito general de alegría

La cafetería de El Corte Inglés era una grada superior añadida, con decenas de personas subidas sobre las sillas, en los maceteros, dónde fuera, cómo fuera, siempre que la autopista hacia el cielo formada por el tablero del puente fuera visible a lo largo, con perspectiva longitudinal. El recinto comercial, además del aire acondicionado, ofrecía una ventaja: los curiosos podían ver a la vez la imagen real del puente y la de televisión. Podían saber en qué momento aparecerían los primeros ciclistas, seis escapados, por la cumbre, por el techo de la ciudad sin montañas.

Las imágenes aéreas de la pantalla causaban un murmullo de admiración pero el volumen del orgullo local subiría muchos decibelios en cuestión de segundos. Cuando el primer ciclista asomó su casco de colores por la cima del nuevo acceso a Cádiz, la gente estalló en un grito de alegría de difícil explicación. Ese gol imaginario confirmaba que el objetivo era ver el puente abierto, darse la primera vuelta con la excusa de la Vuelta. Arriba y abajo. En la calle y en las cristaleras. Todos con esa nueva forma de mirar con los dos brazos arriba y un teléfono entre las manos. A partir de ahí, el rayo que supuso el paso del pelotón pareció un grito policial. Disuélvanse. Fue a la hora del café y duró lo que un cortado.

Imagen del puente de Cádiz en la retransmisión.
Imagen del puente de Cádiz en la retransmisión.

El resto del paso del cortejo deportivo por la capital gaditana provocó menores concentraciones en las avenidas de Las Cortes o Juan Carlos I. Había que ver el puente. Hemos venido a hablar de nuestro puente, parecían pensar todos sin decirlo. Pero como toda exhibición, se agotó en sí misma.

Habrá que esperar al menos un mes para volver a ver vehículos sobre la estructura

Un ratito y nada más. Habrá que esperar unas semanas (hasta finales de septiembre o los primeros días de octubre) para repetir vuelta y paseo, para volver a ver pasar a peatones (de forma excepcional porque su paso estará prohibido) antes de la definitiva conquista de los primeros coches. Entonces no habrá exclamaciones ni risas, carreras o niños.

Empezará el uso cotidiano y la novedad dará paso al uso real, aburrido y diario. Entonces llegará el momento, nada espectacular pero capital, de valorar la utilidad, la influencia, la función y la repercusión del puente más alto de Europa, del segundo puente de Cádiz. Y primero de España. El que ha costado 511 millones y ocho años de obras. Ayer era un día para mirar y admirar.

Otra imagen del puente de Cádiz en la retransmisión
Otra imagen del puente de Cádiz en la retransmisión
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