«Cádiz es una de las cunas de la actual tauromaquia»

El próximo miércoles, a las 20 horas, la Casa Pemán acogerá el arranque del Ciclo de Diálogos de LA VOZ que tendrá como protagonistas al crítico Andrés Amorós y al diestro Enrique Ponce.

Amorós, crítico taurino de ABC y catedrático de Literatura Española en la Universidad Complutense de Madrid, destaca en una entrevista para LA VOZ los vínculos de la actual tauromaquia con la provincia a la vez que resalta el carácter artístico de la fiesta. El encuentro se enmarca dentro del los actos por el X Aniversario del periódico y cuenta con el patrocinio de Ayuntamiento de Cádiz, Ayuntamiento de El Puerto de Santa María, Cepsa, Diputación de Cádiz, ESIC Business Marketing School, Fundación Cajasol, Fundación Cruzcampo, Hidralia, Martín Casillas, Unicaja y Zona Franca Cádiz.

El próximo miércoles compartirá cartel con el maestro Enrique Ponce, ¿qué nos puede decir de este diestro?

Podría decirle muchas cosas, pero lo fundamental es que es, en la actualidad, el que mejor representa la vinculación entre toros y cultura. Es miembro de la Academia de Bellas Artes de Córdoba y su discurso de entrada fue una delicia. Da gusto oírle hablar, es un hombre realmente inteligente.

¿Y qué nos puede decir del Enrique Ponce torero?

Pues que no hay nadie en la historia de la tauromaquia que presente unas estadísticas como las suyas. Es quien más toros ha lidiado, quien más veces ha salido por la puerta grande, quien más reses ha indultado... Empezó muy niño y ha sabido mantenerse en lo más alto.

Habla usted de la vinculación entre cultura y tauromaquia, ¿cree que se ha roto en la actualidad?

En absoluto. Hubo una época dorada con la generación del 27 (podríamos citar a Alberti, o a García Lorca, o a Dámaso Alonso), pero ahora, aunque esa relación no es tan estrecha, se mantiene con ejemplos como los escritores Vargas Llosa y Pere Gimferrer o con artistas como Fernando Botero... o incluso con cantantes como Andrés Calamaro.

Calamaro siempre dice que nunca recibe tantas críticas como cuando defiende la fiesta, ¿se ha vuelto impopular ser taurino?

Lo mismo le sucede a Vargas Llosa, que destaca que recibe más críticas cuando habla de toros que de política. Verá, la polémica con el mundo del toro no es nueva, siempre ha estado ahí. Pero es verdad que ahora cuenta con elementos nuevos, como un, a mi entender, ecologismo mal entendido. Además, ahora la población es más urbana, por lo que el espectador ha perdido esa relación que había antes con el animal. Y luego están los intereses políticos de querer dejar a un lado los toros por su carácter tan español.

¿Qué quiere decir con lo del 'ecologismo mal entendido'?

Que, por lo general, los aficionados a los toros son también amantes de los animales. Y luego está el dato fundamental de que si no fuera por la lidia, el toro bravo no existiría. Oponer ecologismo a tauromaquia no tiene sentido.

Muchos especialistas hablan del toreo como un 'arte global', porque aúna música, una cierta teatralidad... incluso una suerte de ballet.

Estoy de acuerdo, pero olvida usted otro aspecto fundamental... su carácter de espectáculo vivo. Nadie sabe cómo va a terminar porque introduce en escena un elemento imprevisible como es el toro. Su condición de ser imprevisible lo hace, a mi entender, una experiencia artística más completa.

Un arte que, defiende usted, inspira arte.

Sólo hay que ver la música que ha inspirado, o los libros, o las obras de teatro y las películas. Por no hablar de las pinturas y grabados de algunos de los mejores pintores españoles.

¿Qué nos puede decir de la relación entre Cádiz y el mundo el toro?

Cádiz es una de las cunas de la actual tauromaquia. Uno de los encargados de normalizar el toreo moderno fue el chiclanero Paquiro. ¿Y qué decir de la tradición ganadera de la provincia, con sus espectaculares reses bravas? Qué pena que una ciudad como Cádiz perdiera su plaza.

¿Cree que hay que vivir la afición a la fiesta como un compromiso?

Yo puedo hablar por mí. No le puedo pedir esa actitud a nadie. Yo, particularmente, defiendo los toros como un acto de libertad. Prohibir los toros porque no gustan es como censurar una película.

¿Se ha desprendido el mundo de la tauromaquia de ese pretendido sabor a algo carca y desfasado?

Creo que sí, que se está demostrando que es un prejuicio. Igual que el fútbol o el flamenco no es ni de izquierdas ni de derechas, los toros tampoco. No me siento un bárbaro por estar en el mismo bando de Picasso, Hemingway o Goya.

En más de una entrevista se le ha podido escuchar decir que su afición a los toros la heredó de su padre, ¿cree que el hecho de que ya no sea popular llevar a los niños a los toros aleja a las nuevas generaciones de la fiesta?

Es evidente que uno siente más predilección por un arte que ha vivido de pequño, con naturalidad, que con uno con quien no ha tenido relación. Aunque haya aficionados a los toros de Suecia, siempre habrá más probabilidades de que ame la lidia quien la conoció y entendió desde pequeño y se relacionó con ese mundo. Y lo digo yo que me encanta el jazz y no nací en Nueva Orleans (ríe).