YO ESTUVE ALLÍ
Actualizado: GuardarHace tiempo que la mañana del domingo 14 de junio de 1998 forma parte de la memoria colectiva del cadismo. Hace 14 años todo era distinto.
Uno se encontraba en esa fase de la vida en la que te ponías el mundo por montera, dispuesto a saborear cada instante de una jornada que entonces tuvo un final muy triste, pero que con el paso de los lustros ha recuperado todo su aroma a instante histórico. Porque la leyenda del Cádiz CF está repleta de momentos agridulces, pero vividos con toda la intensidad posible. Como dice mi admirado Ramón Blanco, aquello fue el principio de todo lo que vendría después, pero en estado puro.
Que 6.000 gaditanos llenaran decenas y decenas de autobuses para invadir La Castellana fue una señal inequívoca de que el cadismo se había hecho adulto. La cosa pintaba mal, pero no importó. Habíamos ido a emborracharnos de pasión por unos colores que disfrazaron el Bernabéu de Carranza y que provocó incluso la ira de algún impresentable sucedáneo de madridista, que no entendía semejante pacífica invasión. Tengo que reconocer, contra mi actual visión de los acontecimientos, que digerí fatal la derrota. Pecados de juventud que años más tarde recuerdas como pinceladas de una rabia apenas contenida porque era del todo injusto que tantos miles de espíritus inquietos nos marcháramos de Madrid con toda la cara partida. Ahora, te das cuenta que el resultado dio igual porque esos 6.000 llamados a formar parte de la historia fuimos también unos privilegiados. Esos que se permiten el lujo de decir a sus hijos o nietos que 'Yo estuve allí'.
En 2012, ya nada será igual. En estos tiempos que corren, todo resulta más exagerado, ruidoso y mediocre. Será que el club amarillo tampoco es ya lo que era aunque esperemos que, en esta ocasión, el resultado no sea el mismo porque, a este paso, poco nos quedaría por contar de este Cádiz.