La contradicción de Griñán y Valderas
El recorte salarial a los funcionarios deja vacío de contenido ideológico el discurso de la izquierda andaluza
Actualizado: GuardarMás allá de su contenido, oportunidad y conveniencia, el anuncio de los recortes realizado por el nuevo gobierno izquierdista de la Junta de Andalucía encierra una contradicción envenenada. Todo el discurso ideológico sobre la injusticia y perversidad de los recortes a los funcionarios, de la subida de impuestos, se cae como un castillo de naipes.
Si tan erróneas son esas medidas, no cabría tomarlas. Si tan inevitables son, no cabía criticarlas. Al elegir esta decisión, el nuevo gobierno autonómico de Griñán-Valderas se presenta ante los andaluces, y ante el cuerpo de funcionarios, como un émulo del Gobierno de Rajoy.
Al cabo, la decisión de la Junta de bajar un 5% el sueldo a los funcionarios y colocar el IRPF en el techo que se conoce en España no hace más que legitimar, respaldar, al Ejecutivo de Madrid. Esas son las medidas, las primeras, porque no hay otras. Una cosa es hablar en campaña y decir que hay otras formas de salir del agujero y una muy distinta es enfrentarse en la mesa del despacho a los números reales, a los que no se puede convencer, que no se pueden cambiar, agitando banderas de colores y subiendo la música de los mítines.
Los funcionarios, con resignación, sin sorpresas, han acogido su condición de cabeza de turco, de únicas víctimas de las decisiones de una administración incapacitada para modificar la situación salarial de los trabajadores de la empresa privada pero con los empleados públicos muy a mano.
Cuando los andaluces oigan bramar contra los recortes desde Madrid, habrán de recordar que desde Sevilla se han decidido ya tres bajadas consecutivas de salario de los funcionarios, al margen de distintas congelaciones.
No será tan aberrante la receta, ni habrá tantas alternativas, cuando los doctores de todas las escuelas ideológicas firman las mismas.