JUVENTUD COFRADE
Actualizado: GuardarCuando las previsiones nos hacían presagiar lo peor y los meteorólogos anunciaban que íbamos a tener una Semana Santa pasada por agua, poco a poco, los pronósticos han ido mejorando y hemos podido disfrutar, al menos hasta ahora, de unos días bastante apacibles. La lluvia ha respetado los cortejos y, aunque ha aparecido, lo ha hecho a unas horas prudentes de forma que no ha perjudicado la celebración de nuestra Semana Mayor. Para colmo el viento, que tan desapacible hace a veces el paso de las procesiones apagando velas y candelerías, se ha tomado un respiro estos días y las vírgenes han podido lucir con todo su esplendor. Independientemente de lo que se está viviendo en el aspecto religioso, me sorprende la masiva afluencia de público presenciando las procesiones. A pesar de la crisis, las terrazas de bares y cafeterías están abarrotadas, no se encuentra una mesa ni por asomo, buena señal. Es agradable ver cómo se implican las nuevas generaciones de jóvenes gaditanos. Son muchos los que participan directamente en las cofradías y muchos más los que asisten a su paso por las calles de la ciudad. Oyendo a muchos de ellos la defensa que hacen de nuestras tradiciones cofrades nos hacen sentir que tenemos continuidad para el futuro. Pero hay algo que no había visto nunca y que me ha sorprendido este año. Al paso de las procesiones he observado muchos niños portando tambores, con sus correspondientes baquetas, siguiendo el ritmo de las bandas y marcando el paso a los cargadores. ¿Estamos ante una nueva formula? ¿Comienzan a eclosionar ilegales como en el Carnaval? Espero que el ejemplo no cunda porque, si no es así, al cabo de unos pocos años tendremos en Cádiz una tamborrada como en Calanda al paso de las procesiones. Es bueno y necesario que los jóvenes participen pero dentro de un orden y con el debido respeto a los cortejos.