DEFENDER LA ESPERANZA
Actualizado: GuardarHay lecturas de La Pepa para todos los gustos: para 'neocons' que quieren apropiarse del barniz de los liberales de entonces; para nacionalistas, para filósofos, historiadores, académicos, americanistas, filólogos, periodistas, novelistas más o menos disidentes, hasta para la Iglesia, que reivindica aquella Constitución como suya, puesto que estableció que la religión católica es la única verdadera. Todas salen a la palestra ahora que al fin llega el día en que se cumple el segundo centenario de las Cortes de Cádiz y lo hace con una fuerza y una consistencia tan inesperada como satisfactoria para cuantos creímos que la fecha merecía atención.
No se trata de sacar al Doce del armario, o del panteón, sólo por su significado como inicio de la España moderna, ni siquiera por su carácter de evento capaz de ser rentabilizado para mejorar las infraestructuras o para operaciones de imagen, ni incluso para amparar algún gran proyecto cultural. Este 19 de marzo merece celebrarse porque nos trae la ocasión de recordar que este lugar que habitamos fue el centro de la Historia, padeció las convulsiones de una época crítica y vio crecer y materializarse sueños de justicia y de libertad que, aunque con ojos de hoy se antojen cortos, representaron entonces un indudable progreso. Que hubo un tiempo en el que esta era una ciudad rica, abierta, cosmopolita, puerta de entrada de las ideas de la Ilustración, escala obligada de los grandes espectáculos artísticos, de las modas; que nos contemplan siglos y generaciones de gente luchadora, que sobrevivió a mil catástrofes. Esta herencia, este orgullo de raíces tan perversamente chauvinista, nos hace falta ahora para remontar este 'crash' contemporáneo. Porque hay razones para la esperanza, para la 'esperanza colectiva' que hemos querido defender: véase cómo, pese a todo, nuestro 'deseado' 19 de marzo de 2012 va a ser un gran día, lleno de relevancia institucional, de fiesta, de alegría. Disfrutemos de él.