LOS DOS FRENTES GUBERNAMENTALES
Actualizado: GuardarLa situación económica de este país es de emergencia, no solo porque hemos llegado a límites insoportables de desempleo sino porque la consolidción fiscal que se nos exige impedirá de momento que puedan aplicarse estímulos significativos que nos saquen de la recesión en que probablemente estamos recayendo. No es, pues, extraño que la ciudadanía promoviera muy enfáticamente un cambio de gobierno el 20-N tras el fuerte desgaste del equipo anterior, ni que Rajoy dedicara casi todo su discurso de investdura a la economía, ni que este gobierno haya sido diseñado específicamente para aplicarse a la solución de la crisis. La estructura misma del Ejecutivo es singular, como la coyuntura, y no tiene precedentes en este país. El propio presidente Rajoy se ha puesto al frente del área económica -lo que hace innecesaria la vicepresidncia que ha sido una constante - y presidirá la comisión delegada. En este ámbito se ubican los ministerios de Economía y Competitividad, Hacienda y Administraciones Publicas; Empleo y Seguridad Social; Industria, Energía y Turismo; Fomento; Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente, y, en cierto sentido, Asuntos Exteriores y Cooperación, que representa el nexo con Europa y la proyección comercial de nuestra actividad interior. Para poder prestar toda la atención necesaria a este designio principal, Rajoy ha situado al frente del área política del Ejecutivo a Soraya Sáenz de Santamaría, encargada de la coordinación de todas las restantes vertientes del Ejecutivo, de los asuntos de Presidencia -incluido el Centro Nacional de Inteligencia, que no se ha querido dejar en manos de Morenés- y de la comunicación del gabinete. Justicia, Interior, Defensa; Educación, Cultura y Deporte; Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad dependerán de esta vicepresidenta, que, como se ha dicho, acumulará más poder que cualquiera de sus antecesores en un cargo de igual rango. En el área política, han desaparecido las referencias a la organización territorial: tras la desaparición de una vicepresidencia de Política Territorial, teóricamente encargada de ultimar las reformas estatutarias en curso y de coordinar el Estado de las Autonomías, permanece exclusivamente una mención en el decreto 1823/2011 de reestructuración ministerial, en el apartado del Ministerio de la Presidencia: corresponden a este Departamento «las relaciones con los Delegados del Gobierno en las Comunidades Autónomas».
Quedan, por tanto delimitadas dos zonas en el Ejecutivo, dos campos de actuación diferenciados, con lo que se trata de impulsar monográficamente la dimensión económica y reformadora del Gobierno, otorgándole la correspodiente visibilidad. Este planteamiento, que se hará evidente en cuanto el Ejecutivo echa a andar y comience a tomar decisiones, tendrá un efecto psicológico positivo sobre los actores económicos, que verán la impetuosa determinación de un Rajoy monotemático y persistente, decidido a centrarse en la crisis. La decisión es plausible, aunque, lógicamente, subsistan dudas sobre la posibilidad de revertir la situación con cierta rapidez.
Porque el elemento de escepticismo que cabe objetar a este planteamiento es ya conocido: no toda la solución de la crisis económica española está en nuestras manos. Si no se aplaza de acuerdo con Bruselas el período de convergencia -y se retrasa por tanto el objetivo del déficit del 3% al final de 2013- y si no se obtienen recursos para estímulos fiscales que abonen el crecimiento, aún podría ser que la terapia de choque que se va a aplicar para curar al enfermo termine matándole de inanición.