Abierto a todas horas
Actualizado: GuardarLa capital de las Españas, que siguen siendo varias, ha decretado la libertad absoluta de horarios para todos sus comercios. Además del rompeolas machadiano de las provincias españolas, Madrid siempre ha sido un acogedor playerío y muchos hemos acudido al kilómetro cero de la Puerta del Sol sin saber si había suficiente agua para bañarnos, ni algo de calor para secarnos después. Solo algunos supieron nadar y otros, bastantes menos, guardar la ropa. ¿Cómo no alegrarnos de que no se cierren nunca las puertas de los comercios? Lo único que hay que lamentar es que esta admirable disposición coincida con la crisis. Todos vamos a tener más tiempo para comprar y menos dinero para hacer compras. El tiempo es oro, pero también el oro es tiempo y no debemos perderlo paseando con las manos metidas en los bolsillos vacíos.
Los comercios se han alegrado de puertas adentro, pero el regocijo sería mayor si vieran sus dueños cómo se llenaban de clientes ávidos, decididos a gastar lo que no tienen. Gastar es un gustazo y no resulta imprescindible adquirir algo necesario. Desdichadamente la oportunidad se produce cuando nos están predicando las virtudes de la austeridad desde todos los púlpitos gubernamentales, incluso desde los que jamás predicaron con el ejemplo. Los presuntos compradores no compran los precios, sino por cuánto nos va a salir la trama Gürtel y el palacete de Pedralbes.
Mientras se sigue hablando de los trajes del exseñor Camps. Al parecer queda todavía mucha tela que cortar.
El comercio consiste en llevar algo que abunda en un lugar al sitio donde escasea pero necesita un intermediario, llamado dinero, que siempre ha valido lo que cuesta ganarlo. El experimento puede fallar si las tiendas abiertas de par en par se quedan vacías, pero quizá sea una forma curiosa de fomentar la igualdad de oportunidades: los que barren y riegan por la noche también podrán entrar en las joyerías. Un capricho puede tenerlo cualquiera y de pronto nos acomete a deshora y sin necesidad de llamar a la puerta.