PINCHITO MORUNO

CHAPARRO

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Era yo chico. Mi padre me llevaba al Bar Andalucía para ver pasar por allí algunas de las procesiones. En una mesa de al lado había un señor con un casset diciendo poesías improvisadas que se grababa él mismo cuando pasaban los pasos. Estaba solo. Llevaba gafas, eso lo recuerdo bien.

Ya mayor, cuando dejé de jugar en el patio de mi casa a cargar pasos y pasé a meterme con los capillitas, me volví a encontrar al hombre de las gafas que venía al periódico a hablar con el periodista Emilio López y contarle los problemas del Mentidero.

Me enteré de que se llamaba José María Chaparro. Recuerdo que una de sus obsesiones eran lo que él llamaba las «Esmae» y que no era otra cosa que la empresa municipal de electricidad. Chaparro, que ya por entonces tenía su añitos, venía, siempre con sus papeles, para defender a algún abuelo al que habían cobrado de más o al que querían cortarle la luz por no pagar.

José María Chaparro era dirigente vecinal de los auténticos. Hablaba con la gente y luchaba por lo que creía con todo su corazón. No sé si era de algún partido o simpatizaba con alguna sigla, pero lo cierto es que lo vi protestar con fuerza con Carlos Díaz y luego con Teófila Martínez, de la misma manera. No era de los que se callaba precisamente.

Chaparro ha sido de los pocos que se ha atrevido en Cádiz a luchar contra uno de los grandes problemas «secretos» que ha vivido la ciudad, el de lo asustaviejas. Al principio de darse el problema era muy difícil hablar con alguien de este tema. Todos tenían miedo y sin embargo el se atrevía a denunciar y a contar lo que estaban haciendo con los abuelos de su barrio, el Mentidero.

El movimiento vecinal es un campo difícil. A veces se meten en él políticos con aspiraciones que sólo protestan cuando se le puede echar la culpa al contrario y sueñan con una foto al lado de su lider. Son, en ocasiones, simplemente aspirantes a concejales haciendo prácticas.

Por eso es bueno destacar la figura de José María Chaparro aunque sea ahora que ha muerto. Era muy asustadizo pero increíblemente a la hora de la verdad ahí estaba el primero para defender a sus vecinos. Era de los que no se callaba, un tipo de comportamiento que ahora necesita mucho la ciudad.