NOSOTROS LOS RECORTABLES
Actualizado: GuardarPara eludir, o al menos dilatar, los tardíos tijeretazos económicos, lo único aconsejable es ser consejero económico. España está llena de personas de buena voluntad que no ignoran cómo hay que hacer bien las cosas, pero que prefieren que las hagan los otros. Telefónica plantea recortar 5.600 empleos en tres años, aunque el extinto Ministerio de Trabajo crea, juiciosamente, que no es «un buen momento» y su extraño titular, don Valeriano Gómez, al que le ha caído una buena, aunque no por mucho tiempo, diga que la moderación salarial debe ser compartida «incluso por los pensionistas». Las épocas malas son peores para unos que para otros, pero las que atravesamos pueden hacer época. Ya no es válida la acreditada consigna de los naufragios de «sálvese quien pueda», porque sólo pueden salvarse los que vayan en barca, quiero decir, los que empuñen los remos de la nave, sin «velas desveladas». Habría que decirle a don Valeriano, como en el chotis, que no bajara tanto la mano. ¿Qué puede pasar si a los jubilados se les disminuyen las monedas que perciben? Hay papeles que no permiten más recortes.
Se discute ahora, antes de llegar a la orilla, el número de los náufragos. Los jóvenes no cuentan, ya que son innumerables y cuando el barco se va a pique lo que más se echa de menos es la cortesía. Las mujeres y los niños son los primeros en hundirse. Una de las personas que comandan la zozobrante nave, la vicepresidenta Elena Salgado, delicada mente rubia, ha corregido al ministro de Trabajo, al que nadie ha calumniado jamás hasta el punto de afirmar de él que es la persona adecuada para salvarnos. Es una cuestión aritmética. Doña Elena dice que no contempla llegar a los cinco millones de parados y que es inoportuno hacer coincidir los ERE y los bonus. En algo tienen que entretenerse los que forman parte de la tripulación. También cuando se hundió el Titanic había gente a la que le faltaba una sola palabra para resolver un crucigrama.