PAN Y CIRCO

RABIA

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Cualquier tipo de expresión castiza le va que ni pintada al partido de hoy en el Ramón de Carranza, aunque una se lleva la palma de todas y tiene como denominador común el sustantivo rabia. No hay otro estado que refleje mejor lo que puede sentir cualquier cadista que acuda al estadio (hay que tener valor) o simplemente escuche por la radio lo que le suceda al Cádiz con el Lucena. Se ha llegado a tal extremo que estamos hablando del partido de la temporada porque, a tenor de lo que suceda esta tarde, ya sabremos a ciencia cierta a lo que atenerse con la plantilla de esta temporada. Todo lo que no sea sumar los tres puntos nos pondrá sobreaviso de que podemos estar asistiendo al comienzo de otro penoso recorrido por Segunda B la próxima campaña. Y ya sabemos lo que eso significa para un club y una ciudad con un estadio de Primera, pero con un ambiente a fútbol de regional como hacía tiempo no se respiraba por este rincón de la bahía. Parece increíble, pero es cierto. A estas alturas del calendario, el objetivo del equipo no es otro que meterse como cuarto clasificado para disputar la fase de ascenso con lo que esa situación tiene de merma para las opciones de escalar de categoría. No tengo ninguna duda al pensar que la esperpéntica situación económica que atraviesa la sociedad tiene que ver en el devenir de los acontecimientos. Los euros brillan por su ausencia en el que se presumía como club referente para el resto de la provincia. Pero eso ya es pasado lejano y el presente habla de un Cádiz que malvive en una categoría que se ha ganado a pulso por la desidia y el nefasto hacer de su accionista mayoritario.

Una persona que hace muy poco se paseaba con la cabeza bien alta por cualquier rincón de la capital y que ahora no sabe dónde meterse de la que le están dando. Y todo se lo ha ganado a pulso y con el beneplácito de las administraciones públicas.