PAN Y CIRCO

EL FARO DE NADAL

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Al comienzo de esta década, Rafael Nadal no sabe todavía que va a convertirse en la estrella más querida del deporte español, además del mejor deportista español de la historia. Tampoco sabe que tendrá que aprender a convivir con el dolor y superar baches deportivos y extradeportivos que le ayudarán, más si cabe, a centrarse en su carrera y luchar por ser el mejor aún, con más fuerza.

El año que en pocas horas se despide de nosotros ha tenido grandes protagonistas. El principal, lamentablemente, ha sido la crisis económica que azota al mundo, pero en tiempos como estos es cuando el deporte se convierte en el mejor maquillaje y estilo de vida, y es entonces cuando aún valoramos más lo que son capaces de hacer estrellas como Rafael Nadal, que este año comenzó con pinchazos en la rodilla y ha terminado alcanzando la cima deportiva con la conquista del Golden Slam, los cuatro grandes y la medalla de oro de los Juegos Olímpicos de Beijing.

Aunque en la pista está él solo frente al adversario, no se entienden los resultados sin el equipo que tiene detrás, un equipo que le ha ayudado y asesorado para ser lo que es y tener lo que tiene. Puedes ser el mejor y hacer historia en el tenis teniendo una tendinitis crónica. Puedes ser el mejor y hacer historia siendo zurdo sólo para jugar al tenis.

El cambio de estilo en el tenis de Rafael Nadal y el tratamiento médico programado por el doctor Mikel Sánchez, además de un calendario tenístico algo más relajado, son las claves para entender mejor el gran éxito del número uno del mundo. Y la constancia. Y sí, esa modestia que proyecta pero que no la quiere reconocer. El legado y ejemplo que está dejando a sus 24 años no tiene precio. Imagen de Islas Baleares, mejor embajador de España en todo el planeta, amigo de sus amigos, hijo. y uno más. Tiene miedo a la oscuridad. Pero él, como dice en la última campaña de la marca deportiva que le viste, sigue empeñado en ser por muchos años, «la luz que dicen que hemos perdido».