PAN Y CIRCO

POLÍTICAMENTE INCORRECTO

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En el mundo del fútbol existen dos extremos: los futbolistas que hablan y son muy previsibles, y los entrenadores que hablan e incendian y crispan todo el panorama futbolístico. Últimamente abunda más lo segundo en nuestra Liga, ya que los futbolistas no se salen de los tópicos «hay que respetar al rival», «hoy en día cualquiera te puede complicar las cosas», «vamos a ir partido a partido», «no sé exactamente lo que ha ocurrido y no puedo opinar», «es algo que tendrán que resolver entre ellos». Pero los entrenadores, y principalmente José Mourinho, están consiguiendo que no se hable de otra cosa que de él. Ni mejores goles de la jornada, ni jugadores con mayor proyección. Las noticias deportivas empiezan con Mourinho y terminan con los daños colaterales que provocan sus palabras.

En poco más de tres meses ha conseguido estar en el altar de los madridistas mientras tiene muy caliente al resto del país. ¿Cómo? Diciendo sus verdades, y mostrando una personalidad totalmente distinta a la que hemos visto antes en cualquier entrenador. Es un hincha, como lo fue Joan Gaspart durante su etapa de presidente del Barcelona. Todos se muerden la lengua y están deseando verle perder, cosa que todavía no ha sucedido.

Preciado, Emery, Pochettino. todos han querido batallar con él. Y los que quedan. ¿Esto es bueno para la imagen del Real Madrid? «Mourinho ha venido a ganar títulos, no a hacer amigos», dijo hace pocas horas Emilio Butragueño. El Real Madrid lo ha probado todo y nada ha funcionado, incluido entrenadores que valían para el cuerpo diplomático. Este año se están batiendo récords de la mano de un entrenador que prefiere centrar la atención en él y proteger a sus jugadores. Tiene en contra a buen sector de la prensa por los entrenamientos a puerta cerrada y ruedas de prensa de sus jugadores. Sólo se habla de él, como estoy haciendo yo ahora mismo. Pero de momento lo único que se le puede reprochar es eso, ya que deportivamente no se le puede criticar nada.