Es la Fox, estúpido
Actualizado: GuardarNo por esperada, la derrota de Obama ha sido menos dolorosa y preocupante. Porque el vencedor no es el partido Republicano, es el Tea Party, y eso sí es un problema y no sólo para los norteamericanos. La victoria del TP de Sarah Palin debiera preocupar a los demócratas de cualquier rincón del planeta. Con el TP vuelve con fuerza la América profunda, la del miedo al cambio, que se traviste en la América de los Valores gracias a unos medios de comunicación, como la cadena FOX, emparentados con los intereses que Obama desafía con tímidas políticas socialdemócratas: sanidad pública para los pobres (aseguradoras sanitarias y hospitales privados), lucha contra el cambio climático (tabaqueras, compañías petrolíferas), reducción armamentística nuclear (multinacionales del armamento y aparatos de seguridad), o coto a la avaricia de quienes financian al TP (fin de las desgravaciones fiscales a los más ricos, control de los mercados financieros especulativos, etc.)
Media Norteamérica está asustada porque el mundo cambia y ellos y sus valores no parecen tener, no sólo la misma primacía social y política que antes, sino que ni siquiera parece haber lugar para ellos en el mundo globalizado. Por ello se refugian en unas cadenas de TV que les cuentan lo que quieren oír. La otra media es una América culta que es espejo artístico o científico para medio mundo y que avanza hacia una sociedad abierta y multipolar.
Un personaje como Sarah Palin sólo se entiende en el contexto del cada día mayor control de la política por los poderes económicos a través de sus medios de comunicación, en especial de las cadenas de televisión que como la FOX han fabricado este muñeco de ventrílocuo a través del que habla la voz de la América profunda, el eco mediático de los dueños de América. Afirmar que Obama ha fracasado es una verdad a medias, el aparato mediático de los neocons ha salido al paso de los cambios que impulsa este «peligroso socialista».
Estamos a punto de que aparezcan las Sarah Palin de la política española, sean princesas del pueblo fabricadas por una cadena de TV o alternativas al centroderecha, chulonas y sin complejos, como Esperanza Aguirre, que van a montar un Carajillo Party en cuanto Rajoy gane o pierda. Poco aficionada a la lectura, tiene la varita mágica de Telemadrid con la que encanta a quienes no respetan ni el homenaje a la bandera. Cuenta además con unos palmeros, ex rojeras, que como Boadella atacan burdamente a profesionales y artistas que siguen creyendo en lo que él ya no cree o escritores como Sánchez Dragó que se vanaglorian de acostarse con adolescentes y ponen en su boca a autores como Henry Miller, Nabokov o Gil de Biedma de los que no ha leído ni las solapas de sus libros.