EL MAL ROLLO DE LAS PRIMARIAS
En la ejecutiva local del lunes se intentó evitar tocar el tema y, únicamente, al final, en ruegos y preguntas, alguien pidió que se le aclarase
Actualizado: GuardarCuando Fermín Moral se presentó a las primarias con Fernández Chacón para ser candidatos a la Alcaldía en sustitución de Carlos Díaz (que lo había sido durante 16 años y cuya eliminación de las listas fue el mayor error de los socialistas), el partido quedó muy tocado, porque de cara a la galería de los votantes que meses después votarían en las elecciones municipales se dio la imagen de un partido roto, donde la lucha por el poder primaba por encima de los intereses de los ciudadanos.
Las primarias siempre han traído mal rollo a los socialistas y pese a que muchos las han defendido siempre como un signo de democracia interna, en la mayoría de las ocasiones se han convertido en el reflejo de los enfrentamientos internos de sus dirigentes. Recuerdo cuando compañeros de Daniel Vázquez recogieron firmas para apoyar su candidatura frente a la María de la O Jiménez. Aunque la opción del actual delegado de Hacienda fue retirada a última hora, muchos de los que le respaldaron perdieron la amistad con la que finalmente fue cabeza de lista.
Sin ir más lejos, en las últimas elecciones para secretario local del partido las negociaciones se cerraron escasamente una hora antes de la votación en la asamblea del Hotel Atlántico, con un reparto entre Román y Pérez Peralta que dejó al primero sin la secretaría local a cambio de situar bien a los suyos y dejando a la tercera en discordia (Tatiana Sánchez) fuera de juego. De nuevo sobrevuela la palabra primaria sobre el PSOE en Cádiz pero su secretario general se resiste porque sabe que, aunque ganaría, la imagen del partido quedaría muy dañada. El error, más bien estrategia, de Pérez Peralta al mostrar sin tapujos a su candidata preferida, Marta Meléndez, puede ser subsanado una vez que la presente oficialmente en la ejecutiva local, de la que conseguiría sin duda el respaldo.
Otra cosa es que sus enemigos antes de «abandonar el convento se caguen dentro» (terminando la frase empleada por Fernando Santiago en su blog) y quieran a toda costa presentar una lista alternativa que tendría que contar con las firmas del 20% de los militantes. El problema es que si hacen las cuentas y suman los suyos (Román y Emilio Aragón) con los de sus aliados (Blanca Flores y los 40 que la apoyaron la última vez) no salen los números y sería quemar innecesariamente a la gente. En la ejecutiva local celebrada este lunes se intentó evitar tocar el tema y, únicamente, al final, en ruegos y preguntas, alguien pidió que se le aclarase el cambio que, sobre las primarias, se incluyeron en los estatutos de hace dos congresos federales.
El resto fue buen rollito 'sonrisa Zapatero' y a cumplir las órdenes sobre un plan de trabajo diseñado por el Regional para que los militantes se centren en captar votos entre los ciudadanos y no entre ellos. No sé si ambos sectores del PSOE habrán entendido el mensaje que desde el Regional le envían, el que, salvando las distancias, Felipe González sí que cazó al vuelo en 1993, cuando ya se hablaba del 'cambio sobre el cambio'. Tardó en llegar, hasta que en un congreso un joven con escasa experiencia en la primera línea de fuego política, como era Zapatero, le ganó en unas primarias a veteranos como Bono.
Luego hace apenas unos meses el cambio llegó a Andalucía con Griñán y ahora parece que le toca a las provincias.
Los recortes
La reacción ante los recortes sociales y salariales anunciados por Zapatero esta semana no ha hecho más que empezar. No sé si serán los sindicatos los que finalmente se atrevan a levantar el hacha contra el Gobierno (más vale tarde que nunca) pero lo que es cierto es que el ciudadano de a pie está que trina. Lo peor que puede hacer un político es tocarle la cartera al que vota, aunque sean 50 euros de un sueldo de mil, porque con esos 50 una familia media hace la compra de la semana y le sobra dinero para el bonobús del niño.
En fin, que las reacciones están a flor de piel y en Facebook no se han hecho esperar. Pulula por la red un artículo de Juan Ochoa al que uno puede adherirse y que no tiene desperdicio.
Le contesta a la vicepresidenta del Gobierno que calificó de «indecente» que mientras la inflación es -1% y tengamos más de cuatro millones de parados haya gente que no esté de acuerdo en alargar la jubilación a los 70 años y, entre otras cuestiones, Ochoa le contesta que más indecente es, por ejemplo, que el salario mínimo de un trabajador sea de 624 euros al mes y el de un diputado 3.996 pudiendo llegar, con dietas y otras prebendas, a 6.500 euros al mes, o bien que es más indecente que un ciudadano tenga que cotizar 35 años por percibir una jubilación y a los diputados les baste sólo con siete, y que los miembros del Gobierno, para cobrar la pensión máxima, sólo necesiten jurar el cargo.
Ahí queda.