CARTAS A LA DIRECTORA

El Rafita

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Dirán lo que quieran, pero yo a El Rafita lo metía en Guantánamo, lo ponía a caldo pero bien. «Yo soy El Rafita» le dijo al juez todo ufano, como diciendo, ahí es nada, el mismo que viste y calza, todo orgulloso de sus hazañas. Y es que, me perdonará quien me tenga que perdonar, pero yo es que soy de los que abogan por la justicia acompañe o no la Ley. Y me pongo enfermo si me afinco en el pellejo de un juez que no tiene norma que aplicar, un policía que se la juega para pillar a un asesino que va a quedar libre en menos que se pasa una gripe, o un abogado que representa inerme a una familia que ha perdido masacrado a uno de sus miembros, sabedores de que lo más grave que le puede pasar al criminal es que le den unos achuchones en la ducha durante su breve estancia en prisión.

No deben, sin embargo, considerarme un buscador escrupuloso de defectos en la legislación, comprendo bien que hay prioridades y no se puede hacer todo a la vez, se ha de respetar la cola de los asuntos del legislativo, primero está salvar a la SGAE, ajustar las cuentas a los fumadores, y todas esas cosas sin las cuales una sociedad estaría indefensa como un cachorrillo abandonado a su suerte; aunque. qué suerte si nos abandonaran un poquito.