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España defiende en Davos su solvencia frente al descrédito internacional
El Consejo de Ministros aprueba hoy un plan de austeridad que recortará el gasto público en 50.000 millones hasta 2012
DAVOS. Actualizado: GuardarNi un país insolvente ni una economía peligrosa para la estabilidad de la zona euro. El presidente del Gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero, aseguró ayer en la ciudad suiza de Davos, donde se celebra el Foro Económico Mundial, que España es un país «serio y cumplidor», que será capaz de reconducir su déficit público -hoy ronda el 10% del PIB- y situarlo por debajo del techo del 3% que establece el pacto europeo de estabilidad y crecimiento. El jefe del Ejecutivo se mostró, asimismo, convencido de que «nadie va a salir del euro» por la crisis.
Zapatero se defendió así de las críticas a sus políticas realizadas en Davos por el economista Nouriel Roubini, que el día anterior describió a España como una «amenaza para la eurozona». Este experto estadounidense, famoso por ser de los pocos que previeron las crisis, resaltó que la economía española está lastrada por el paro -que duplica la media europea-, la debilidad de su sistema financiero y los problemas de competitividad, que la colocan en inferioridad frente a China y otros países emergentes a la hora de pelear por mercados.
Durante su intervención en la mesa redonda 'Repensando la zona euro', el presidente del Gobierno desgranó el programa de reformas económicas que su Gabinete quiere acometer en los próximos quince días para atacar el déficit excesivo. El Consejo de Ministros aprobará hoy un plan de austeridad que contempla recortes de gasto por 50.000 millones de euros hasta 2012, que afectarán a las partidas de personal, bienes y servicios corrientes y algunas inversiones. Además, el Ejecutivo pretende introducir reformas en la Seguridad Social -para consolidar el sistema de protección «de aquí a quince años»- y en el mercado laboral.
El jefe del Ejecutivo recordó que la deuda española se mantiene veinte puntos por debajo de la media europea y que el Estado dedica a su pago el 5% de los ingresos, mientras Francia y Alemania tienen que destinar el 6%. Sobre el sistema financiero, recalcó que «ha aguantado» y ha sido «la excepción» en sentido positivo, pues ningún banco ha quebrado ni necesitado ayudas excepcionales durante la crisis. No obstante, admitió que antes del verano habrá una «reestructuración importante» de las cajas de ahorro para adecuar el tamaño de las pequeñas y medianas entidades.
Regulación financiera
Sus mayores críticas fueron para las propuestas lanzadas por los gobiernos de Francia, Reino Unido y Estados Unidos de establecer por su cuenta reglas o impuestos sobre la banca. Zapatero expresó su desacuerdo con esas medidas por su carácter unilateral y señaló que los países citados deberían esperar hasta que la comunidad internacional, en este caso el G-20, esté en condiciones de fijar normas para todos. «Esperemos, porque eso puede tener un cauce común, que sería lo deseable para el conjunto del sistema financiero, que le aportaría seguridad, estabilidad y garantías».
Por otra parte, defendió la solidez del euro e insistió en que «ningún país saldrá» de la divisa única porque «ha sido, es y será una moneda fuerte que ha disciplinado fiscalmente, ha dado una estabilidad de precios y ha integrado más a la zona». En ese sentido, atribuyó las dudas sembradas sobre su futuro a voces a las que «nunca les ha gustado» su existencia ni su expansión.
El presidente del Banco Central Europeo, Jean Claude Trichet, expresó su conformidad con la tesis de Zapatero sobre la moneda común y subrayó la diversidad que existe en su seno, igual que en otras grandes economías como Estados Unidos. «Grecia no es Finlandia y España no es Alemania, igual que Missouri no es California y Alaska no es Florida», sentenció. Expresó su satisfacción por la agilidad con que los países de la moneda única reaccionaron ante la crisis y por el modo en que los estados de ambos lados del Atlántico han logrado evitar una recesión mucho mayor.