Dentro de 40 años sólo la mitad de los españoles estará en edad de trabajar
El grupo de mayores de 64 años se duplicará hasta 2049 y supondrá casi el 32% del total de la población, según el Instituto de Estadística
MADRID. Actualizado: GuardarEl Gobierno mueve ficha en la reforma del sistema de pensiones y, con pocas horas de diferencia, el Instituto Nacional de Estadística ha dado a conocer los datos de su primera 'Proyección de la Población de España a largo plazo'.
El trabajo pone de manifiesto las dificultades de mantener a una cada vez más abultada población laboralmente inactiva. En 2049, según las estimaciones del INE, el grupo de mayores de 64 años habrá duplicado su tamaño, hasta representar el 31,9% de la población española, y una de cada dos personas no estará en edad de trabajar si consideramos que este periodo es el comprendido entre los 17 y los 64 años.
Alargar la vida laboral de forma paulatina puede suponer un alivio para el sistema de protección social.
Por causas puramente demográficas -evolución vegetativa y movimientos migratorios- se estima que, dentro de 40 años, a cada persona en edad activa le corresponderá un dependiente, ya sea niño o anciano.
En la actualidad, por cada persona mayor o menor hay 1,5 potenciales trabajadores. Que estén ocupados, desempleados o simplemente inactivos ya es otra cuestión.
La población de España apenas aumentará en 2,1 millones de habitantes de aquí a 2049, cuando habrá en torno a 48 millones. Los mayores crecimientos se concentrarán en las edades avanzadas, de manera que las personas de 64 años en adelante rondarán el 32% del total. La población de 0 a 15 años se incrementará un 2,2% (157.000 personas) y el colectivo comprendido entre 16 y 54 años se verá reducido en más de medio millón de efectivos, el 18,4% de su volumen actual.
La tasa de dependencia -número de personas en edad de trabajar respecto a los colectivos de menores de 16 años y mayores de 64- pone de manifiesto que los problemas del envejecimiento de la población no son apremiantes.
En la próxima década, este índice pasará del 47% al entorno del 55%. Diez años más tarde escalará al 61,4%, para dispararse a partir de este momento.
Tiempos para las reformas
Si las proyecciones no fallan, aún hay tiempo para las reformas. La cuestión es que este tipo de trabajos se elabora «sobre la base de la prolongación de los comportamientos ya observados».
Y las pautas cambian. Claro, como los tiempos. Hay cosas que no pueden con el paso de los años. El número medio de hijos por mujer, que estaba en 1,46 en 2008, ascenderá a 1,71 en 2048. Pero esta escalada no impedirá el descenso en el número absoluto de nacimientos, por la reducción del grupo de mujeres en edad fértil a causa de la crisis de natalidad de los años 80.
El número de nacidos volverá a crecer a partir de 2028. La esperanza de vida al nacimiento avanzará hasta los 84,3 años en los varones y los 89,9 años en las mujeres en 2048. A partir de 2020, los fallecimientos superarán a los nacimientos.
La inmigración está muy ligada a las proyecciones de la economía. Para el corto plazo -próximos diez años-, el INE ha estimado que el flujo de inmigrantes decrezca, hasta quedar 3,8 millones entre 2009 y 2019, un millón menos respecto a las entradas registradas entre 2002 y 2008.
A partir de 2019, los expertos calculan que se producirá un flujo constante de 400.000 inmigrantes por año. En los próximos 40 años, Estadística estima que España presentará un saldo migratorio externo de 2,6 millones de incorporaciones netas. Nada que ver con la 'explosión' de los tiempos de vacas gordas.
Aciertos y errores
A lo largo de su historia, el INE ha realizado numerosas proyecciones de población. Sus cálculos están basados en la evolución estimada de la fecundidad, la mortalidad y las migraciones.
En los últimos quince años de bonanza económica supo predecir las consecuencias de algunos comportamientos como la evolución del número de hijos, pero se vio sorprendido por la pujanza de la inmigración.
En 2008, Estadística se propuso adaptarse a la «cambiante coyuntura demográfica» y se fijó el objetivo de realizar proyecciones de población a corto y a largo plazo, las primeras con un horizonte de diez años y las segundas, a cuatro décadas.