PAN Y CIRCO

PERDIDÍSIMO

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Ha sido un espejismo, un querer y no poder, una épica que al final no lo ha sido tanto. Si bien hace justo un año Rafa Nadal arrasaba por las pistas de Australia, este año, y cuando venía de hacer una pretemporada sensacional, se ha vuelto a romper físicamente, algo que no sucedía desde junio, cuando tuvo que parar dos meses y desconectar del tenis y de todo.

Antes de romperse físicamente, ayer, en el partido de su eliminación del Open de Australia, se rompió psicológicamente, ya que no supo aprovechar las oportunidades de romper el servicio del rival. Se diluía en los momentos claves, algo que jamás le ha sucedido, aunque, casualmente, dominó los dos primeros sets para luego sucumbir a un insípido Andy Murray. Caídas, saques increíbles del rival y de repente. un gesto brusco, llamada al fisioterapeuta de la ATP, un par de carreras más y retirada a tiempo, que dicen que es una victoria.

La falta de ritmo a consecuencia de las lesiones lastraron a Rafa Nadal el año pasado. Este año, como consecuencia de este desliz en Australia, puede pasar de ser segundo a ser el cuarto tenista en la clasificación de la ATP. Los agoreros dicen que ya lo veían venir, que su tenis se basa en su físico y que sus lesiones son crónicas, por lo que es cuestión de tiempo que su tenis desaparezca y, por tanto, que él no se encuentre. Son los agoreros oportunistas que llevan diciendo lo mismo desde que el de Manacor ganara su primer Roland Garros.

A Rafa Nadal lo que verdaderamente le haga falta, posiblemente, de entrenador, algo que complemente la labor de Toni Nadal, su tio. A pesar de que sean muy tradicionales y herméticos en ese sentido, habría que abrir miras y ver que hay algo más allá. Y si no, que se lo digan al Barcelona con Pep Guardiola, que lo único que ha cambiado con respecto al equipo que tuvo que hacerle el pasillo al Real Madrid en el Santiago Bernabéu ha sido el entrenador. ¡y ahí están los resultados!