ANDALUCÍA

Tocado por no controlar a tiempo

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Llámese como se llame, lo vivido esta semana en el PSOE andaluz ha dado una imagen negativa ante la ciudadanía, de nerviosismo incontrolado como hace tiempo no se había vivido en este partido, salvo en los congresos regionales o en las elecciones. El que los alcaldes socialistas aparezcan rechazando o simplemente disconformes con las leyes -parece ser que en el uso de uno u otro término está la raíz de la polémica- llamadas a ser las de más renombre y estrellato del Gobierno de Griñán no deja en buen lugar a este. Para más dislate, el consejero que ha negociado estas leyes con los alcaldes es Luis Pizarro, a su vez vicesecretario del PSOE andaluz. La imagen de que no controló la situación es inequívoca y poco acostumbrada en la trayectoria de Pizarro como gran fajador y negociante de asuntos más difíciles.

Aunque lleve razón Pizarro sobre el oportunismo del PP para lanzar el mensaje de que los alcaldes socialistas se enfrentan al Gobierno de su partido cuando no fue claro ese rechazo, ese oportunismo es legítimo en el juego político. En realidad, el PP, con el hábil Arenas enrachado tras la encuesta y la no menos hábil Ángeles Muñoz, no hicieron sino aprovechar la ocasión servida en bandeja. Pizarro tendrá que admitir que se trata de un gol en propia puerta. No supo -él, o su segundo, Rafa Velasco- amarrar con su los alcaldes de su partido la postura a seguir en estas leyes y hasta dónde se podía pedir. Y puestos a pedir, los regidores quieren lo máximo. Algo que tampoco se le puede reprochar a Francisco Toscano. En el PSOE conocían de sobra lo que pensaba el alcalde de Dos Hermanas y las reclamaciones que exige de más dinero y menos tutela de la Junta.