LA HOJA ROJA

DONDE VA VICENTE

La iniciativa solidaria de los sujetadores en Facebook y la oración de Zapatero han dejado paso a la desolación de Haití

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Esto de ser el único animal que tropieza de dos a doscientas veces en la misma piedra tiene sus ventajas. La más evidente es que el camino nos lo recorremos hasta con los ojos cerrados y la piedra nos resulta tan familiar que ya sabemos lo que va a pasar nada más verla. Es como si la 'Ley de Murphy', aquella de la tostada, la mantequilla y la forma en la que se caía siempre el pan, fuera el marco legal en el que desarrollamos los reglamentos de nuestra vida. Así que, resabiados por los mismos golpes en los mismos sitios, actuamos como los animales de circo: «Alehop, arriba, alehop, abajo. impresionante», dice la banda sonora original de nuestra película. Y por eso sabemos de sobra que donde vaya Vicente nos encontraremos todos. Redes sociales lo llaman ahora, que debe ser más políticamente correcto, quién sabe.

Por eso no me sorprende que más de doscientas mil mujeres se hayan dedicado, durante las últimas semanas, a colocar en su perfil de Facebook -ya saben, ese lugar donde la gente cultiva nabos y colecciona amigos- el color del sujetador que llevaban en ese momento. Rosa, verde, berenjena, de cuadros blanco y negro, carne, de leopardo. aparecían diariamente en el patio de vecinos en que se ha convertido la plataforma y donde la gente cuenta su vida sin el más mínimo recato.

Un mensaje en tono coloquial y de buen rollito invitaba a escribir el color de la ropa interior para «concienciar a la gente sobre el cáncer de mama». Una soberana tontería, digámoslo de una vez. Una soberana tontería que nadie tiene claro de dónde ha salido pero que en menos de una semana convocó a tanta gente que al final hasta los medios de comunicación se han hecho eco de lo que andaba haciendo por ahí el personal. Una más de las cosas que suceden en el mundo y que como dice Francisco Apaolaza, Chapu, «la gente tutea sobre ellas, vale. No hagan más de ello una noticia. Piedad» Todo parece indicar que la iniciativa nació en Estados Unidos, ya que fue el Detroit Free Press a través de su web el primero en informar de la iniciativa. Nadie se ha hecho responsable de esta campaña, aunque tiene toda la pinta de ser una campaña viral, una estrategia de márketing que crea y difunde un producto a través de blogs, redes sociales y así, antes de que llegue a los medios de comunicación. Recuerden el «Amo a Laura», el corral del Koala, o aquella pulsera solidaria con Isabel Pantoja que también nos llevaron a donde Vicente nos dirigía cautivados por la flauta de Hamelín. Sin criterio alguno.

Como sin criterio irá nuestro Presidente a donde el Vicente de turno americano le diga. De momento, ya lo saben, el 4 de febrero, lo llevará al desayuno de oración nacional. Un foro político y económico que no ha perdido, sin embargo, su vocación inicial, nacida durante los años de la Gran Depresión en la que a falta de gestión se confiaba en los rezos. Total, que aceptando la invitación del Presidente Obama y con el visto bueno de los organizadores, los cristianos conservadores de la Fellowship Foundation, Zapatero pronunciará un discurso como en su día pronunciaron la madre Teresa de Calcuta, Tony Blair -más católico que nadie desde su conversión- o Bono -el de U2, se entiende-.

Desayuno de oración

A ver cómo lo hace, porque nuestro Presidente, que ha quitado importancia al carácter religioso del encuentro -no sé yo que otra cosa puede ser un lugar donde se habla de fe y de oración- y que ha hecho hincapié en la «demostración de la grandeza democrática de EE UU invitando a personas de distintas condiciones» es capaz de rezar el Ángelus o de cantar la Misa Campesina si así se lo pide Obama. Total, donde fueres, haz lo que vieres, que dice el refranero. Sin criterio alguno. Lo que toque, tocó. Y ahora toca ser solidarios con Haití, que también nos lo han dicho en el Facebook, mira por dónde. Tantos años sin saber dónde estaba Puerto Príncipe y ahora hablamos de la ciudad como si nos hubiésemos criado allí. Tantos años sin mirar más allá de nuestra ventana, aún sabiendo que detrás de las cámaras hay pobreza y miseria y dramas y ahora vamos todos a salvar a los haitianos.

Solidarios con Haití

Dicen por ahí, que los españoles somos muy solidarios, que quizá es lo que más nos caracteriza, que nos movilizamos en cuanto que hay una tragedia, especialmente cuando hay una tragedia como esta, llena de nombres propios y donde podemos poner rostro a la muerte. Muy solidarios, sí, y muy noveleros, también. Porque nos acordamos de Santa Bárbara cuando truena, pero nos ponemos como la cigarra en cuanto sale un rayito de sol. Ahora toca la pena negra -nunca mejor dicho- de Haití y mañana ya no nos acordaremos de que seguirán siendo el país más pobre de Hispanoamérica, con terremotos y sin terremotos, porque tienen la pobreza pegada a la tierra y no hacen más que removerla. Ya no nos acordaremos, como tampoco nos acordamos del 'Katrina', ni del tsunami, ni del vecino de enfrente que no llega a fin de mes porque también se movieron los cimientos de su vida cuando se quedó sin trabajo, ni nos acordaremos de Ruanda, ni del Congo, ni de nada que nos aparte del camino por que el que va Vicente.

Esto de ser el único animal que tropieza dos veces en la misma piedra, tiene sus ventajas. Por lo menos, la vemos venir. Y tropezamos queriendo, y sarna con gusto no pica, aunque mortifica. Y aquí andamos, mortificados perdidos con Onda Cádiz que repite de forma ininterrumpida las sesiones del interminable concurso de agrupaciones del Falla. Es lo que toca, qué le vamos a hacer. Todos a verlo. Total, vamos donde nos lleva Vicente. el del refrán.