La opinión de manolo camacho

Alea jacta est

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Olo que es lo mismo, la suerte esta echada. La suerte de Javier Gracia me refiero, o al menos eso se deduce de las declaraciones de Julio Fernández Peguero a la finalización del partido de ayer. Y en caso contrario de seguir al frente de la nave cadista el técnico navarro, sería, además de una sorpresa y creo que un acierto, de manera momentánea, porque el final parece que está escrito y que no es otro que el cambio de entrenador. Además las nulas relaciones o poco fluidas, por decirlo de forma más suave, entre director deportivo y entrenador ayuda a que esté más cerca el cese del míster que la continuidad del mismo. Y aunque es ley de vida en el fútbol que el entrenador pague los platos rotos, no siempre es la mejor solución y en este caso creo que no lo es. Por supuesto que el entrenador tiene su parte de culpa como máximo responsable, pero yo me pregunto: ¿Se puede hacer algo más con lo que se tiene? Y puestos a pedir responsabilidades, tras pedírselas al técnico en forma de cese, creo que sería justo también pedírselas al director deportivo, que es el que ha cosido este traje al que se le están rompiendo todos los pespuntes.

Porque yo me pregunto también: ¿Qué culpa puede tener un entrenador de los fallos infantiles de la defensa del Cádiz ayer? No creo que Gracia haya enseñado a Cristian a despejar como lo hizo en el segundo gol donostiarra. Ni tampoco creo que le haya dicho a Mansilla que todos los balones pasen por debajo de sus piernas sin atinar a despejarlo. Como tampoco creo que la falta que supone el tercer gol de los realistas, el entrenador navarro, haya ensayado en El Rosal esa barrera puesta por los jugadores. Es decir, que los que juegan, los profesionales tienen mucho que decir en el campo y hay errores que son únicamente responsabilidad de los jugadores. Pero como esto está montado así, se aceptará porque no queda otra. Eso sí, que conste que hace falta algo más para mejorar la situación que se está poniendo muy, pero que muy fea. Y punto.