Seguridad digna
Actualizado: GuardarEl intento de volar un avión de pasajeros con destino a Detroit ha reabierto el debate entre seguridad y dignidad personal en los viajes aéreos. La cuestión no solo atañe al marco jurídico en el que se sustenta la convivencia en las sociedades democráticas; también afecta al futuro de este medio de transporte, cuyas compañías atraviesan ya dificultades derivadas de la crisis global y de la fluctuación de los costes del combustible. Cada ciudadano debería sentirse suficientemente seguro como para verse libre a la hora de optar por aquel transporte que considere más conveniente. Pero está claro que tanto el factor de la seguridad como los inconvenientes aparejados a las medidas que se adopten, bien por los gobiernos o bien por las compañías aéreas, forman parte ya de las circunstancias que deberá valorar cada usuario. Es probable que los gobiernos tiendan a aligerar los trámites de salida del país, mientras se muestran celosos en cuanto al control de llegadas. Como lo es que de las compañías aéreas interpretarán en términos de interés comercial la discrecionalidad que les brinde la legalidad en cada caso. Pero tanto los Estados como las firmas de aviación civil deben equilibrar los mínimos de seguridad con los máximos de respeto hacia el pasajero para obtener una eficacia óptima en el servicio aéreo de un mundo libre.