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ETA ordena huelgas de hambre a sus presos para salvar la cohesión interna
Medio centenar de reclusos ha formado un grupo disidente liderado por veteranos que amaga con el cisma
MADRID. Actualizado: GuardarETA ha llamado a rebato a sus 740 presos para evitar que las crecientes voces críticas en el 'frente de makos (cárceles)', cada vez menos aisladas y más ruidosas, se conviertan en un verdadero grupo organizado de contestación a la doctrina oficial de la organización terrorista. El colectivo de presos de ETA (EPPK) hizo público ayer un comunicado, enviado al diario 'Gara', en el que anuncia el inicio inminente de una campaña de «lucha» en las cárceles para denunciar el aumento de la «represión» que incluirá huelgas de hambre y 'txapeos' (encierros en las celdas).
Lo que no quiere ETA es que el debate abierto en la izquierda 'abertzale' sobre la utilidad de la violencia se reproduzca tras los barrotes. La organización terrorista sabe que sería letal para su futuro la división entre presos partidarios del adiós a las armas y defensores de la vigencia de la vía armada. El colectivo de reclusos siempre ha sido uno de los mimados de ETA. Prueba de ello han sido los ingentes esfuerzos, económicos y de todo tipo, hechos por la organización terrorista para mantener aglutinadas a las familias en torno a la llama de los presos y para que dentro de los penales no hubiera la menor fisura. Pero las grietas han surgido y son cada día más anchas. El debate sobre la utilidad de las pistolas y los explosivos ya se ha instalado en las prisiones.
El EPPK obvia esta difícil situación en su comunicado y asegura que el objetivo de su campaña no es otro que hacer «frente a la cruenta política penitencia» de Madrid y París contra sus presos. El colectivo reclama la «inmediata liberación» de los reclusos que han cumplido condena, la excarcelación de los que podrían acceder ya a la libertad condicional, la salida de los enfermos y la reagrupación de los penados que se encuentran solos en centros penitenciarios. El anuncio de estas iniciativas se produce 48 horas después de la nutrida manifestación en contra de la dispersión penitenciaria que recorrió las calles de Bilbao.
Expulsiones
El colectivo de presos, que hacía meses que no se embarcaba en una campaña semejante, además aprovecha para comunicar de forma oficial la expulsión de cinco miembros de la organización. Además de las exclusiones de Valentín Lasarte e Iñaki Rekarte, adelantadas por este periódico, ETA echa de sus filas a los terroristas Andoni Muñoz, Esteban Murillo y Jorge Uruñuela. Según el EPPK, estos presos «se han situado fuera de la disciplina y el respaldo del colectivo», por lo que, a partir de ahora, «hablarán y ejercerán a título personal», mas no en nombre de ETA. Lasarte, Rekarte y Uruñuela han pasado en los últimos meses por las cárceles de Zuera, en Zaragoza, y Villabona, en Asturias, donde el Ministerio del Interior ha concentrado en los últimos dos años a los terroristas díscolos con la línea de la organización. Ambas prisiones se han convertido, como pretendía la Secretaría General de Instituciones Penitenciarias, en los epicentros de la disidencia. El debate interno promovido en esos dos centros ya llevó a ETA a expulsar a los cuatro dirigentes que comenzaron a expresar en público sus discrepancias: José Luis Álvarez, 'Txelis', Kepa Pikabea, José Luis Urrusolo Sistiaga y Carmen Guisasola.
Pero ETA no sólo no logró acallar a sus discrepantes con esos apartamientos, sino que la disidencia sigue en alza en Zuera, Villabona y otros centros del País Vasco y provincias limítrofes, según reconocen documentos del entorno terrorista incautados y en manos de las fuerzas de seguridad desde hace dos meses.
El plan diseñado por el ministro Alfredo Pérez Rubalcaba para socavar la prolongada unidad del 'frente de makos' no deja de dar frutos. Las estimaciones de los servicios penitenciarios apuntan a que, además de los nueve etarras que ya han sido expulsados, otro medio centenar de presos ha roto la disciplina o muestra sin tapujos sus críticas a la doctrina oficial de la organización. De ellos, 35 están recluidos en los centros de Zuera y Villabona.
Ese sector de presos crítico -aún no expulsado, pero al «borde del cisma», según fuentes de la lucha antiterrorista- está liderado desde la cárcel zaragozana por el que fuera jefe militar de ETA entre 1987 y 1992, Francisco Múgica Garmendia, 'Pakito'. ETA no se ha atrevido a echar al que fuera uno de sus líderes hasta 1992 sabedora de su ascendencia entre numerosos militantes, pese a que conoce de sobra su disidencia. De hecho, 'Pakito' fue uno de los seis etarras que en agosto de 2004 puso su firma en una carta pública que abogaba por el abandono incondicional de las armas.
Otros seis conocidos reclusos de Zuera están en esa línea díscola, jugándose la expulsión, según los responsables antiterroristas. Son Santiago Arrozpide, 'Santi Potros', quien ya criticó la ruptura de la tregua de 2007, Josu Arkauz, 'Josu de Mondragón', Juan Luis Aguirre Lete, Iñaki Bilbao Gaubeka, Rafael Caride y Felipe San Epifanio, 'Pipe', fundador de Jarrai y líder del 'comando Barcelona', acercado en los últimos días a Zuera tras años 'castigado' en Huelva.
Mancha de aceite
En Villabona, la situación es también inquietante para ETA y, como en Zuera, son varios veteranos los que muestran sin ambages su hastío. Allí el sector crítico lo encabezan Kepa Solana, firmante de la carta de 2004, y a quien la organización tampoco osa a expulsar, y José Ramón López de Abetxuko, quien ya asumió en otro documento la derrota de ETA. Ramón Aldasoro, quien se convirtió en el primer etarra expulsado desde Estados Unidos en 1999, ha sido llevado en los últimos días desde Córdoba a Asturias tras dar muestras de no seguir los dictados de la dirección.
La mancha de aceite de la disidencia, siempre controlada por Interior, se extiende también por otros penales como el salmantino de Topas -donde es Iñaki Bilbao Beaskoetxea, 'Iñaki de Lemona', también firmante de la carta de Múgica Garmendia, el que encabeza las críticas-, la alavesa de Nanclares, la vizcaína de Basauri y la guipuzcoana de Martutene.
Pero no todo han sido éxitos en la estrategia de Instituciones Penitenciarias. En Logroño, donde Interior quería avivar otro foco disidente, el experimento no ha salido. Allí, Iñaki Arakama Mendía, 'Makario', dirigente de ETA durante las conversaciones de Argel de 1989 y asimismo firmante de la carta auspiciada por 'Pakito', debía ser quien agitara la escisión. Sin embargo, el pasado diciembre fue llevado a Sevilla II, tras su aparente vuelta a la disciplina de la organización. Un caso similar ha sido el de Koldo Aparicio, quien suscribió la famosa carta de 2004. Tras su infructuoso paso por Zuera, en noviembre fue llevado al penal gaditano de Puerto II.