¿De sexo...? Bien, gracias

Hablar de sexo no está bien visto. Las normas más elementales de protocolo dictan la prohibición de referirse a este asunto cuando se está con un interlocutor desconocido. Pues bien, los españoles se han saltado a la torera esta convención y largado sin ningún tipo de tabú sobre su vida erótica. ¿Con qué fin?: para disponer de la primera Encuesta Nacional Sobre Salud Sexual. El Ministerio de Sanidad y Política Social ha elaborado el informe, en colaboración con el Observatorio de Salud de la Mujer (OSM) y el Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS). Para llevarlo a cabo, se han realizado 9.850 entrevistas personales a mujeres y hombres mayores de dieciséis años que viven en 789 municipios de toda España.

En época de crisis, los españoles van sobrados de práctica erótica. Al menos esto es lo que contestan cuando se les pregunta directamente por esta cuestión. Según el estudio, más del 80% de la población dice sentirse «muy o bastante satisfecha» con sus relaciones sexuales, «entendidas éstas en un su sentido amplio y no sólo como el coito», precisa la nota informativa hecha pública ayer por el Ministerio de Sanidad. Las diferencias por género revelan cierta diferencia entre hombres y mujeres. Así, el 88% de satisfacción de los hombres se queda en un 84% de las mujeres.

La diferencia por género es mayor al cuando se contesta a la pregunta '¿le gustaría mantener más relaciones que las que tienen de forma habitual?' El 45% de ellos responde afirmativamente, frente a un 23% de ellas. Y es que el 35% de los españoles tiene una frecuencia de «dos o tres veces por semana» y otro 31% se conforma con sólo una ocasión cada siete días.

Entre los motivos por los que la gente mantiene relaciones sexuales, «amar y ser amado» es el mayoritario, en especial para las mujeres (45,5% frente al 32% de los hombres). El menos romático «impulso natural» es el responsable de los acercamientos, según el 20% de los varones y el 8% de las hembras y para, disgusto de los sectores más conservadores de la Iglesia, la finalidad de engendrar hijos representa sólo la tercera motivación importante de ellas (el 11%) y la última (8,7%) de ellos.

«Es necesario»

Estas respuestas están en total sintonía con las referidas a la importancia que los españoles dan a la sexualidad. Según el informe, más del 80% de los encuestados cree que es necesaria para el equilibrio personal de los individuos. Esta opinión es ampliamente respaldada, tanto por hombres (87%) como por mujeres (78%), especialmente entre los 25 a los 54 años. Este resultado resalta la idea de que la sexualidad es considerada por la población general como «un aspecto central de la persona». Así lo piensa el 77% de los hombres comprendidos en ese amplio tramo de edad y el 62% de las mujeres.

«¿Con cuántas personas ha mantenido relaciones sexuales durante los últimos doce meses?» Esta pregunta tan poco discreta da como resultado una conclusión: las mujeres son más fieles que los hombres, al menos esto es lo que ellas afirman. El 90% de las entrevistadas asegura que ha intimado con una única persona en el último año, porcentaje que se reduce al 75% de los varones. Además, cuando las féminas hablan de una sola pareja, en el 95% de los casos se trata de una relación estable. Ellos, en cambio, son más proclives (un 22%) a tener contacto con parejas esporádicas e, incluso, pagar dinero por el encuentro carnal.

Y es que un 32% de los encuestados admite haber acudido al menos una vez en la vida a un local de citas, mientras que las entrevistadas que reconocer haber utilizado servicios de pago no llega al 0,5%.

Pese a que procrear es el objetivo de menos del 10% de las relaciones sexuales de los españoles, el uso de métodos anticonceptivos sólo está presente en el 53% de estas situaciones. En este apartado, el predominio del preservativo masculino es incuestionable. El 61% de los varones dice utilizar el condón, frente al 53% de las mujeres. La segunda posición es para la píldora, que supone el método elegido por casi el 30% de las féminas. Los sistmas quirúrgicos para impedir la concepción, aunque aún algo minoritarios, empiezan a ganar terreno. Así, nueve de cada cien entrevistados asegura que se ha realizado la vasectomía, mientras que las mujeres que han optado por la ligadura de trompas se sitúa dos puntos por debajo.

Prevenir enfermedade

El hecho de que mujeres y hombres se presenten, en líneas generales, como fieles explica que más de la mitad de los entrevistados diga que «nunca» utiliza métodos para prevenir infecciones de transmisión sexual (ITS), sida o hepatitis cuando está con sus parejas estables. Frente a este porcentaje, el 22% siempre los usa. Si se trata de impedir un embarazo no deseado, el uso de métodos anticonceptivos se sitúa de media en torno al 53%.

El panorama cambia radicalmente cuando se trata de una pareja esporádica. Así, el 72% de los varones asegura protegerse, mientras que el porcentaje de mujeres que lo hace es sensiblemente inferior (un 68,6%). En este punto, los redactores del informe llaman la atención sobre el hecho de que los españoles que mantienen relaciones no estables son menos precavidos a la hora de evitar una enfermedad de transmisión sexual que un embarazo.

¿Qué características físicas, de la personalidad o materiales llevan a una persona a desear sexualmente a otra? Más de la mitad de la población no sabe o no contesta a esta pregunta. Descartado este 50%, se cumple el tópico: los hombres se sienten más atraídos por las características físicas de la pareja deseada, mientras que en las mujeres influyen más otros factores como, la forma de ser, la personalidad, la ternura, sensibilidad, bonda, integridad. Sólo un 16% de féminas se decanta por la belleza, frente al 27% de los hombres.

¿Necesitan los españoles más información sobre la sexualidad? La respuesta es negativa. La mitad de la población coincide en valorar como buena su formación en este campo. La gente está tan convencida de sus conocimientos que, de nuevo, más del 50% añade que les ha sido «útil o muy útil». Un 11% de varones y un 13% de fémninas creen que los conocimientos teóricos les han servido «de poco o de nada» a la hora de pasar de la teoría a la práctica.