Opinion

La lluvia limpia

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Nadie hablará de ella cuando se haya ido. Pero no es por nada o por mucho. Es ella quien lo ha dicho; la alcaldesa. Y así lo pidió: «El día en que no esté en el Ayuntamiento.» que otros no encuentren lo que el actual Gobierno local ha heredado- ¿les suena?-la brutal deuda que soportan las arcas municipales. Que afecta a la ciudad y a los servicios, con los que deberían contar los jerezanos, que por otro lado pagan con sus impuestos. Entre ellos, la limpieza o la falta de ella.

Que los ciudadanos deberíamos ser más limpios, estamos de acuerdo. Miren, hay un dicho que reza así: «no es más aseado el que más limpia, sino el que menos ensucia». Con esto me dirijo a los incívicos (quiero ser moderada) que arrojan el paquete vacio del tabaco, el envoltorio del bocata o el pastelito del niño en plena calle y con toda naturalidad.

Como natural es ver a los dueños de perros, que éstos vayan dejen sus cacas repartidas por la aceras, para que tú juegues a esquivarlas, o acabes con la plasta bajo los zapatos, maldiciendo a la persona y hasta al pobre animal

Luego están los que, impunemente, utilizan la calle como urinario público. Me parece lamentable y hasta escandaloso. ¿Es que las discoteca y bares no abren sus lavabos de noche? He visto chicos, pero también mujeres orinar -¿o debería escribir micción?- después de una noche larga. Como largo es el reguero que dejan en aceras, casa puerta o esquinas y vamos pisando los que hacemos -como nos enseñaron- de nuestras necesidades intimidad. Y para rematar la faena estarían los operarios. Pero ellos, que no se ven o se ven poco, se lo toman con calma. La lluvia, por fin, ha venido para lavar las calles. Durará poco