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El momento más humano de un técnico divino que ya es eterno

BARCELONA. Actualizado: Guardar
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Pep Guardiola se separó de los jugadores unos momentos durante la celebración. No sabía que una cámara de televisión se había quedado clavada en su elegante figura. Y allí, en lo que creía intimidad, ante la mirada de todo el mundo, se echó las manos a la cara y rompió a llorar como un niño. Él, barcelonista de cuna, que ganó muchas cosas como jugador, ha conquistado todo lo que puede lograr un entrenador de club, los seis títulos de 2009, incluido el primer Mundial que irá al Museo del Camp Nou tras dos intentos fallidos en 1992, con Pep en el campo, y 2006. Con sus padres en la grada, tras el sufrimiento vivido en la final, viendo a Messi, con quien vive un idilio deportivo, y Pedro, uno de sus niños, saltando de alegría... No pudo contener las lágrimas.

Se acercó Henry, le acarició Ibrahimovic, pero no se atrevieron a interrumpir -aunque el sueco al final le hizo reír- el momento más humano de un técnico divino, que arriesgó con cambios que sólo él puede acertar a ver. «¿Cuatro delanteros?», se preguntaron muchos aficionados cuando Pedro entró por Keita tras el descanso. «¡Jeffren! ¿Pero quién es Jeffren?», exclamó la mayoría cuando sustituyó a Henry y antes de ver al extremo venezolano desbordando una y otra vez por la banda izquierda para acabar con la resistencia de Estudiantes. No, él no es como Cruyff. «El futuro lo veo negro porque este año será irrepetible», dijo en la víspera. Seguro que tiene razón porque no se equivoca casi nunca. Ayer trascendió que antes de la prórroga su discurso a los jugadores fue el siguiente: «Si perdéis continuaréis siendo el mejor equipo del mundo; si ganáis seréis eternos». Guardiola ya es eterno.

En rueda de prensa, aseguró que sólo es una «persona feliz, y también cansada», y que en ningún caso se considera el rey del mundo. «Hemos hecho una cosa muy importante, pero sólo soy una persona extremadamente feliz»,Con respecto a sus lágrimas, «son cosas que pasan», se limitó a apuntar.

Cuando se le preguntó acerca de qué había más allá de este año 2009 repleto de títulos, Guardiola se limitó a decir que hay «trabajo», para que el Barcelona pueda tener más sueños. Se congratuló que el éxito llegase de «forma épica», aunque también reconoció que temió la derrota, a la vez que ensalzó al rival, el Estudiantes de La Plata, del que dijo que fue «un noble» rival.

«Ha sido muy grande conseguir lo que hemos conseguido. Felicito a los jugadores, pero hoy les tengo que dar la gracias por estos siete meses. La gente se lo ha pasado muy bien y esto también es mérito de la institución, y de que somos diferentes, porque llevamos Unicef en la camiseta, y que en lugar de cobrar, pagamos». Dio las gracias a los que ya no están (Eto'o, Silvinho, Gudjohnsen...), partícipes del «mejor año de la historia del club»,