PAN PARA HOY

Paz

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Hay diferencia de criterios en torno a la concesión del Premio Nobel de la Paz a Obama; hay quien piensa que no se lo merece y hay quien está al borde de la insumisión moral. Yo creo que el Nobel de la Paz siempre será un premio controvertido, porque medir la paz es algo que solo está al alcance de los políticos. Los viandantes como usted y como yo nos tenemos que conformar con verla pasar de cerca, de vez en cuando. Diré más, sería más justo denominarlo, sobre todo este año, 'Nobel del marketing'. Además, hay que tener en cuenta que es una excusa perfecta para que el señor Obama visite Oslo y alrededores, y para que los miembros del jurado se saquen la foto con él. Sí, asumámoslo, la fotito con Obama se está convirtiendo en una estampita, una especie de salvoconducto para transitar por la modernidad. Incluso, Zapatero, moderno él donde los haya, arriesgó la intimidad de sus hijas para conseguirla, ahí es nada.

De todas formas, supongo que estarán conmigo, este año había otro candidato para el Nobel de la discordia, el problema es que su grandeza ha estallado tarde. Me refiero al golfista Tiger Woods. ¿Por qué? Por su gran labor a la hora de demostrar que los deportistas más ricos del planeta también son humanos. A mí me reconcilia, y me tranquiliza, saber que el dinero no lo es todo en este mundo, hoy soy mejor persona gracias al Tiger. Es más, que el dinero, en cantidades desmedidas, puede ser hasta perjudicial para la salud. Este pobre chico, que aparecía vestido como para ir a misa en los informativos, saludando con su sonrisa 'cándida profident' al público, después de meter la última bola, ha resultado ser un bala. Por lo visto y leído, siempre en prensa seria, el golfista -no piensen en el chiste fácil- tenía más amantes que hoyos un campo, vamos, que el único lugar donde debía estar tranquilo el Woods, sería en el verdín del green, con el móvil apagado. Normal que jugara tan bien. Pasen buen día, en paz, claro.