PAN Y CIRCO

Punto suspensivo

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Ese punto logrado en Elche que, en otras circunstancias hubiera sido insuficiente, resulta valioso para despejar algunas persistentes dudas pero, al menos, confirma el acierto de algunos aciertos como, por ejemplo, la titularidad de Tristán, de Orbeche y de Casilla. Creo, sin embargo, que mantiene algunos interrogantes sobre la actual pareja de centrales. Dando por supuesto que sólo el entrenador conoce el actual estado de forma y las cualidades físicas y técnicas de los componentes de la plantilla, nos preguntamos -sin pretender enmendar la plana a nadie- sobre la conveniencia de efectuar algunos cambios en la retaguardia. Los números del casillero de goles encajados descubren unas fisuras que, cuanto antes, se han de restañar. Es cierto que, para juzgar el acierto de los técnicos, hemos de valorar el trabajo durante la semana y el desarrollo de cada partido, pero el criterio definitivo lo establece la diferencia entre los goles marcados y los encajados. Incluso teniendo en cuenta que las expulsiones, las ocasiones y el juego de ambos contendientes fueron factores que igual podría haber inclinado la balanza hacia un lado o hacia el otro, en el caso de que el Cádiz hubiera ganado y, sobre todo, si hubiera perdido, hubiera sido inevitable cambiar los juicios sobre el planteamiento táctico y sobre el juego desarrollado. A la larga, la cruda realidad se impone y los escuetos números de la tabla de clasificación son los que mejor reflejan la calidad real de cada equipo y los aciertos o desaciertos de sus respectivos entrenadores. No dudamos que el conjunto amarillo lucha hasta la extenuación, que se entrega sin reservas, que mantiene un orden estricto, pero los resultados ponen de manifiesto unas carencias que, a pesar de la buena voluntad de los directivos y de los planteamientos técnicos del entrenador, aún no han encontrado las soluciones eficaces.